La narradora estudió dos biografías de la escritora brasileña y viajó a Río de Janeiro para palpar el ambiente en que se desarrolló
Miércoles 6 de agosto de 2025, p. 5
La lectura de la obra de la escritora brasileña Clarice Lispector, con su cauda de melancolía y cuestionamientos
que provoca pensar en la propia vida, creó en la novelista Sofía G. Buzali la necesidad de contarla. Lo anterior devino en la narración Ella, publicada por la Editorial Dos Líneas.
En entrevista con La Jornada, la narradora reflexionó que la culpa de no haber curado a la madre con su nacimiento y por la creencia de que murió porque Clarice no dejó unas tijeras abiertas en una mesa la llevó a ser esta gran escritora. Su impulso de contar, de analizar lo que sientes, de las preguntas sobre la existencia también me impresionaron mucho
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Buzali se adentro en el mundo clariceano
y en su comprensión a través de dos vías: el placer de la lectura y las sensaciones que deja al terminar cada uno de sus cuentos y novelas, y al descubrir su vida y hallar poco a poco lo que fue como ser humano y mujer
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Estudió dos importantes biografías de la escritora brasileña, las de Benjamin Moser y de Nádia Battella. Ahí encontró un punto nodal, el incendio que lesionó de gravedad a Lispector. “Creo que el dolor más grande que pudo haber tenido una escritora es darse cuenta de que su mano derecha, con la que escribe, estaba quemada, inservible.
Ese momento fue terrible de imaginar: qué pudo haber sentido una escritora que por quedarse dormida y provocar el incendio por su adicción al cigarro provocó la herida en su mano. Ese es el inicio de mi novela.
La narradora comentó que leyó las biografías, hizo anotaciones e investigación, pues hay muchos textos que analizan la vertiente literaria de Lispector, pero de su vida los escritos de Moser y Battella son los anclajes.
En adelante, Sofía Buzali desarrolló una escritura casi automática que comienza en el hospital donde convalece Lispector. Es un poco lineal, jugando con los recuerdos y con el ir y venir del tiempo y de su propia vida. Me tardé mucho en encontrar la voz de esta mujer escritora tan importante en la literatura brasileña contemporánea
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Se trató para la autora de un reto mayúsculo, en el que logró dejarse llevar en la factura de un relato que echa mano de lo que ella hubiera sentido en esa situación, e ir compaginando, tejiendo mis sensaciones de lo que imaginaba que podría estar viviendo ella. Un ir y venir con sus sentimientos, su pasado, su vida como mujer, esposa, escritora y mística
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Los datos y lecturas se fueron integrando en la novela de Buzali, en el que no sabes en qué momento ella recuerda cuando estuvo en Berna o cuando se percató que tenía un hijo esquizofrénico. Todo este camino lo recorrió como un ser con un pasado muy fuerte, de una familia que tuvo que huir de Rusia. Empiezas allí a vivir, sentir y recordar todo lo que has leído. El proceso de escritura fue la investigación e integrar su vida en mi propia alma
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El título se impuso cuando la novelista reconoció que lo importante era precisamente Clarice Lispector por ella misma. No podía haber encontrado otro tan simple como para abarcar todo este referente de Lispector
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Para lograr este libro, Buzeli viajó a Río de Janeiro con la finalidad de entender la cultura brasileña, de sentir el ambiente donde ella se desarrolló, vivió toda su vida y la añoranza que tenía en Europa. Caminé por la playa donde ella caminaba, el barrio y el edificio donde vivía. Traté de palpar todo ese ambiente para poder describirlo
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Destacó cómo imaginar la muerte de Lispector fue el mayor desafío para narrarla: “me adentré de manera muy cercana a imaginar su desesperación. En algunos escritos ella dice: ‘es que mi personaje se muere’. Se veía a sí misma como una actriz en la vida. Ahí fue donde traté de recrear todo este dolor y esta despedida a la vida”. Ese trance conmovió a Buzali, quien perdió a dos amigas y le resultó muy doloroso encontrar a una Clarice que también murió de cáncer
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