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Subalternidad incómoda
L

a inusitada agresividad de Estados Unidos contra México, su Presidenta y sus instituciones, se inscribe dentro de una intención soez de recolonizar a América Latina y el Caribe, espacio considerado por Trump como su patio trasero con el objetivo de volvernos al esquema primario exportador, es decir, exportadores de materia prima e importadores de las innovaciones que según el vicepresidente J.D. Vance EU está predestinado a cumplir.

Estas ideas constatan la profunda crisis hegemónica, la falta de conciencia que impide a esa potencia hacerse cargo de la dificultad con la que históricamente ha tropezado para imponer un supuesto dominio total sobre el hemisferio. Como plantea el ensayista venezolano Luis Brito, es casi imposible para un país con 9.826 millones de kilómetros cuadrados “dominar totalmente un área latinoamericana y caribeña de 20 millones 139 mil 378 kilómetros cuadrados, habitada por una población culturalmente distinta, que también duplica la suya”.

Las presiones políticas y económicas, las intervenciones militares y las amenazas no han evitado que surjan proyectos que ponen en cuestión esas intenciones, gobiernos progresistas, caminos alternativos que se construyen como el del grupo BRICS. Sin embargo, el momento actual es muy peligroso, ya que EU está dispuesto a tener acceso seguro y a toda costa a los recursos naturales y estratégicos del hemisferio, especialmente en un entorno bélico.

La firma de las leyes secundarias de la reforma energética, el pasado 18 de marzo, las cuales contemplan lograr la soberanía energética priorizando el consumo nacional, son parte de una política responsable, de cara a un mundo donde las reservas petroleras –las mayores están concentradas en Venezuela y Arabia Saudita–, así como su explotación, tienden a decaer en un escenario de calentamiento global, lo que no ha gustado para nada a un gobierno como el de Washington, que favorece la desregulación total con el objetivo de que las grandes empresas petroleras puedan acceder sin cortapisas a la explotación de gas, petróleo y carbón, tanto dentro de EU como fuera.

Hay que considerar que la opción militar no ha dejado de estar sobre la mesa, como se puede constatar con la elección no de un diplomático, sino de un ex boina verde y agente de la CIA como el embajador Johnson.

Los discursos de Trump, como presidente en funciones, muestra ambiciones territoriales sobre Groenlandia, Panamá y Canadá. En el caso de México, recordemos el supuesto e ilegal decreto con que Trump renombró al Golfo de México, como Golfo de América. Más allá de ser una acción pasivo agresiva, encierra la intención de apropiarse de los mas de 3 mil yacimientos marinos ubicados en la zona, de los cuales México controla 49 por ciento, planeando declarar al golfo entero como mar territorial estadunidense.

EU recurre de manera sistemática a instrumentos ilegítimos, delincuenciales y hasta criminales para acceder al petróleo y otros recursos esenciales para la industrialización militar, que buscan mantener en función su vasta estructura de dominación en declive.

Es la función de las sanciones, presionar a los países petroleros y mineros para abrir sus mercados, pero no necesariamente con negociaciones comerciales, sino ahora por medios por completo ilegales. El caso de Siria es por ahora el más conocido, debido a que el derrocado gobierno de Bashar al Asad (diciembre de 2024) acusó en la ONU a EU de pérdidas millonarias por el saqueo de petróleo y el sabotaje a instalaciones por 115.2 mil millones de dólares.

La cancillería siria denunció también cómo Washington y sus aliados persistieron en su violación de la soberanía y el saqueo de las riquezas del país, al mantener al menos una docena de bases militares en los campos de gas y petróleo (Prensa Latina, 23 de julio).

En su primer mandato, Donald Trump se refirió a los ingresos millonarios provenientes del petróleo sirio, lo que fue calificado por Rusia de “bandolerismo estatal internacional” (Reality Check, BBC News, 22/11/19). Por cierto, los pozos de petróleo permanecen fuera del control del nuevo gobierno interino y las fuerzas estadunidenses continúan su ocupación ilegal de los campos petrolíferos sirios (Middle East Monitor, 31/12/24).

En ese contexto, si bien extremo, hay que considerar el robo de gasolina en México. Según dice Ioan Grillo, los cárteles ganan miles de millones robando el petróleo mexicano con ayuda de firmas con registro en EU, de instalaciones y oleoductos mexicanos y se contrabandean a Texas. “Esta estafa descarada roba valiosos recursos de las arcas del Estado mexicano” (“El robo de petróleo entre México y EU”, crashoutmedia.com, 12/5/25).

Según La Jornada, la industria huachicolera ha generado pérdidas en el primer trimestre del año por 5 mil 471 millones de dólares, 17.4 por ciento superior a 2024. (Julio Gutierrez, 6 de mayo).

El que EU recurra al robo de combustibles denota su creciente debilidad estratégica.

Facebook: John Saxe Fernandez