n el Día Mundial de la Población, que cada año se celebra el 11 de julio, es momento de informar sobre el periodo de transición que atraviesa la dinámica poblacional de México. Un país grande y grandioso, en población, en tamaño y en potencial económico. Somos el décimo país más poblado del mundo, con 133 millones de personas, el decimocuarto más extenso y la decimosegunda economía más grande del planeta. Albergamos además la séptima ciudad más poblada del orbe: la Ciudad de México concentra 21 millones 436 mil 9 habitantes.
Como resultado de 50 años de una política de población, desde comienzos de este siglo la población mexicana crece a un ritmo lento (hoy 0.8 por ciento anual), muestra una fecundidad en declive (hoy de 1.7 hijos por mujer, en promedio) y un sostenido aumento en la esperanza de vida (de 60 a 75 años, las mujeres viven 79 años como promedio nacional).
El Programa Nacional de Población 2025-2030 responde al nuevo escenario demográfico y a los objetivos del Plan Nacional de Desarrollo, y con una visión a corto, mediano y largo plazos busca construir una estrategia intergeneracional para atender los retos asociados al cambio en la estructura por edad. Actualmente el mayor volumen está concentrado por grupos poblacionales en edades juveniles y adultas, y así seguirá por tres décadas más. Para mejorar las capacidades y la movilidad social de 40 millones de jóvenes de 12 a 29 años se están extendiendo los planteles y la matrícula de educación media superior y superior. Para aprovechar el bono demográfico y el bono de género, la ventaja que significa contar con una mayoría de población en edad productiva, con 54 millones de personas de 30 a 59 años, es una oportunidad para impulsar la economía y ampliar el acceso al empleo; es también momento para cerrar las brechas de género, de incorporar a esa mitad de mujeres que aún está fuera del mercado laboral y de facilitar la conciliación de la vida familiar y laboral con políticas que fortalezcan los servicios de cuidados; esta situación demográfica coyuntural se acompañará con los Polos de Desarrollo Económico para el Bienestar, que están en curso. El grupo de 60 y más años suma 17 millones, seguirá creciendo a ritmo acelerado (por el gran volumen actual de adultos) y se estima que duplicará su proporción en 25 años (aunque a diferente ritmo en las regiones del país) lo cual implica irnos prepararndo desde ahora para una sociedad cada vez más longeva. Con una perspectiva de género y de pertinencia cultural se enfocan acciones para mejorar el bienestar a lo largo del curso de vida y garantizar un envejecimiento activo y saludable para toda la población. Los programas de República Sana, el de Salud Casa por Casa (para mayores y quienes viven con alguna discapacidad) y la construcción del Sistema Nacional de Cuidados, se encaminan en esa ruta. La Pensión Universal para Personas Mayores ha tenido un impacto estratégico en el bienestar de quienes tienen más de 65 años, y también en su entorno familiar; por su parte la nueva Pensión Mujeres Bienestar para las de 60 a 64 años es un reconocimiento a los años que han dedicado al trabajo no remunerado y de cuidados. Y habrá que fortalecer del esfuerzo desplegado por el gobierno para mejorar las pensiones contributivas de los trabajadores, para ir cubriendo de manera paulatina a los grupos que han estado exentos, como es el caso de quienes viven con alguna discapacidad, los trabajadores agrícolas y las indígenas.
El grupo poblacional en descenso es el infantil. Actualmente hay 25 millones de niños (menores de 11 años) y su proporción se reducirá a la mitad en 50 años, su menor dimensión abre la oportunidad para garantizar todos sus derechos, principalmente el derecho a la salud alimentaria, a la educación integral, a la educación sexual y a vivir sin violencia. La estrategia Vive saludable, vive feliz en escuelas es trascendental, y la de Prevención del Embarazo de Adolescentes y erradicación del de las niñas es prioritario. El problema actual de la fecundidad no está en el número de hijos, sino en la edad temprana para tenerlos. Es indignante que cada día se presenten 22 nacimientos de madres menores de 15 años, fenómeno frecuente en zonas de mayor precariedad que se vincula con uniones o matrimonios arreglados y violencia sexual, prácticas que atentan contra su integridad personal, detienen su movilidad social, su desarrollo y su autonomía.
La impunidad y falta de atención es tema que ha escalado estos días en los medios de comunicación, voces que obligan a doblar los esfuerzos del Estado e impulsar su erradicación. La acción coordinada de instituciones logró un descenso de 21 por ciento en seis años, de 10 mil 500 a 8 mil 200 nacimientos de madres menores de 15 años, 54 por ciento de ellas estaban unidas y sólo 14 por ciento estaban estudiando. En 41 por ciento de los casos los progenitores tenían entre 15 y 19 años, 34 por ciento no especifica la edad, 22 por ciento son padres de 20 años y más, sólo 2 por ciento son menores de 15 años.
Otros desafíos de la política de población se relacionan con la necesidad de contener la expansión de las grandes metrópolis y hacer sostenibles los asentamientos humanos, así como la atención a migrantes. Porque la planeación demográfica es una herramienta clave para el desarrollo, que permite anticiparnos a los cambios y orientar políticas públicas.
* Secretaria técnica del Conapo