ació en 1973 en Columbus, Georgia, donde el racismo es una constante. Obtuvo una licenciatura en pintura y una maestría en Bellas Artes y fue la primera mujer y la primera afroestadunidense en recibir el gran premio del Concurso de Retratos Outwin Boochever de la Galería Nacional de Retratos de Washington.

Ahora, Amy Sherald presenta por primera vez en Nueva York, y en el prestigioso museo Whitney, American Sublime, la más completa exposición de su obra. Cincuenta pinturas que abarcan su trabajo desde 2007 hasta la actualidad permiten comprobar por qué su importancia dentro del realismo y el retrato estadunidenses, al lado de figuras como Robert Henri, Edward Hopper, Alice Neel y Andrew Wyeth, parte de cuyos trabajos están en la colección del Whitney.

Los primeros realistas estadunidenses buscaban capturar la esencia de los lugares y las personas de su país. Sin embargo, hay una ausencia de afroestadunidenses en estas representaciones. En cambio, Sherald los privilegia y ha dicho que es una población a menudo invisible o subrepresentada en la historia del arte.

Ella los muestra mediante retratos impactantes e íntimos, que invitan a debatir las nociones aceptadas de raza y representación en todo el campo de la cultura de su país, y afirma que cada uno de sus retratos es un ataque antiterrorista contra la supresión de la historia negra.

En la exposición se incluyen sus primeros trabajos, otros muy pocas veces vistos por el público y obras creadas específicamente para exhibirlas en el Whitney. Igualmente, retratos icónicos, como el de Michel Obama, quien la seleccionó para que pintara el que hoy cuelga en la Galería Nacional de Retratos de Washington.

También hizo el de Breonna Taylor, afroestadunidense de Louisville, Kentucky, asesinada a balazos en su casa por tres agentes de policía.

Estas dos pinturas figuran como las más significativas realizadas por un artista estadunidense en los años recientes, y dieron a conocer a Sherald en los medios de comunicación.

Multipremiada, su obra ofrece una visión muy completa de la complejidad de la vida estadunidense en el presente siglo. Además, refuerza la creencia de la artista de que las imágenes pueden cambiar el mundo.