os presidentes de China y Rusia, Xi Jinping y Vladimir Putin, coincidieron ayer, tras una conversación telefónica en la que abordaron la crisis generada por los ataques de Israel contra Irán, en condenar las acciones del régimen de Tel Aviv, las cuales, señalaron, violan la Carta de la Organización de Naciones Unidas y otras normas del derecho internacional
. Asimismo, advirtieron que la actual escalada entre ambos países no puede ser solucionada por medio de la fuerza, sino por métodos políticos y diplomáticos
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El mandatario ruso manifestó a su homólogo su disposición de ejercer de mediador en caso de que sea necesario este tipo de esfuerzo
, en tanto que Xi señaló que las partes implicadas en el conflicto, especialmente Israel, deben cesar de inmediato las operaciones militares para evitar una espiral de escalada y que la guerra se extienda más allá de la región, así como respetar estrictamente el derecho internacional. En una clara alusión al gobierno de Donald Trump, el gobernante chino llamó a redoblar esfuerzos para reducir la tensión, y no al revés
. Lo anterior resulta particularmente relevante si se considera la incendiaria ambigüedad con la que la Casa Blanca sigue actuando ante el conflicto; hace un par de días, Trump coqueteó con la idea de un inminente involucramiento directo de Washington en las acciones bélicas, dijo que ya era demasiado tarde
para las negociaciones, conminó a la república islámica a una rendición incondicional
e incluso de asesinar al líder supremo de Irán, el ayatollah Ali Jamenei, y calificó de excelente
el bombardeo de Teherán por las fuerzas de Tel Aviv; ayer un avión de carga de la Fuerza Aérea estadunidense aterrizó en Israel con una carga de misiles para, presuntamente, reforzar las menguadas reservas de munición antiaérea de ese país ante los lanzamientos de drones y misiles balísticos y de crucero desde Irán; pero ayer mismo la portavoz de la Casa Blanca informó que, en uno más de sus zigzagueos habituales, el millonario republicano decidió tomarse un margen de dos semanas ante su apreciación de que hay una posibilidad sustancial de negociaciones en un futuro próximo
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La causa real de ese súbito cambio de actitud no parece ser la autoconcedida condición de Trump como pacificador en jefe
, como lo presumió su vocera, Karoline Leavitt, sino la fractura que se ha presentado en su equipo de gobierno y entre sus partidarios, varios de los cuales reconocen que llevar a Estados Unidos a una participación directa en las hostilidades sería un disparate peligrosísimo que debe ser evitado.
En ese contexto, los posicionamientos de Putin y de Xi, máximos dirigentes de la segunda y tercera potencias nucleares del mundo, introducen un contrapeso saludable y necesario ante la hipocresía de Europa y los virajes de Trump, que van de las declaraciones provocadoras y bravuconas a los esfuerzos por presentarse como un adalid de la paz. Asimismo, los dos mandatarios colocan en su justa perspectiva la crisis de Medio Oriente al señalar a Israel como el responsable principal de ella y al enfatizar que el único camino sensato para resolverla es el de la negociación diplomática.