e acomodan las fichas en el tablero político-militar: mientras Donald Trump y el genocida Benjamin Netanyahu escalan su odio y amenazan con declarar la guerra a Irán (el agredido) para defender al genocida régimen sionista (el agresor), los líderes de Rusia, Vladimir Putin, y China, Xi Jinping, condenan de modo enfático el ataque de Israel a la nación islámica por violar la Carta de la Organización de Naciones Unidas (ONU) y otras normas del derecho internacional; el arreglo de la actual situación y de las cuestiones relacionadas con el programa nuclear iraní no tiene una solución de fuerza y sólo puede alcanzarse mediante métodos políticos y diplomáticos.

El portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, dejó en claro que si Estados Unidos ataca Irán, Moscú considerará la medida como errónea, ya que provocará una escalada más grande, más importante, de la situación en Medio Oriente. Existe el riesgo, dijo, de una expansión geográfica del conflicto hacia otros países de la región y subrayó que la inteligencia estadunidense sostiene que Teherán no está buscando activamente el desarrollo de un arma nuclear y no la tiene. Putin, detalló, mantiene el diálogo tanto con Irán como con Israel.

En la tienda de enfrente, como si se tratara de un retiro espiritual o de un periodo de vacaciones, la Casa Blanca, por medio de su secretaria de prensa, Karoline Leavitt, anunció que Trump (el mismo que declaró que en el caso iraní su paciencia se agota y ha dado el ultimátum final) prometió tomar la decisión sobre Irán dentro de dos semanas y no voy a entrar en los motivos ni las razones. Y listo: se va a reposar justo cuando la temperatura político-militar está a todo lo que da, elevada artificialmente por el cada día más desprestigiado presidente estadunidense, quien ahora tiene que enfrentar el creciente rechazo interno a otra de las irracionales cuan artificiales guerras que acostumbra el imperio.

En tanto, la portavoz del Ministerio de Asuntos exteriores de Rusia, Maria Zajárova, advirtió que su gobierno presiona más y advierte a Estados Unidos que cualquier intervención militar contra Irán podría tener consecuencias incontrolables; la escalada ha sido originada por la agresión no provocada contra el Estado soberano de Irán, miembro de Naciones Unidas, emprendida por Israel en violación de la Carta de Naciones Unidas y de las normas del derecho internacional; condenamos enérgicamente esta aventura criminal cargada de consecuencias catastróficas para la seguridad regional y, de hecho, mundial; los intentos de justificarla con preocupaciones imaginarias de proliferación (de armas nucleares, de las que Israel sí es poseedor) son, por supuesto, de un cinismo descarado; advertimos, particularmente a Washington, contra cualquier intervención militar en esta situación, lo que constituiría un paso extremadamente peligroso con consecuencias negativas de verdad impredecibles.

Y de cereza, el presidente Putin advirtió sobre la reciente sugerencia del genocida Netanyahu (asesinar al líder iraní, el ayatollah Alí Jamenei, para poner fin al conflicto entre Israel e Irán): no deseo ni siquiera discutir tal posibilidad, mientras Trump asegura que por ahora no quiero que lo maten.

A su vez, el líder chino advirtió que si Medio Oriente es inestable, el mundo entero no está a salvo: el conflicto israelí-iraní provocó una repentina escalada de tensión en la región y tiene un grave impacto en la seguridad mundial; la fuerza militar constituye un método incorrecto para resolver las controversias internacionales y sólo aumenta el odio y las discrepancias; las partes implicadas, especialmente Israel, deben cesar de inmediato las operaciones militares para evitar que la guerra se extienda más allá de la región, así como respetar estrictamente el derecho internacional; la vía fundamental para salir de la crisis es el diálogo y la negociación; sin ellas no habrá una paz duradera.

Mientras, de Trump y Netanyahu sólo salen sandeces, amenazas, odio, muerte y muchas balas.

Las rebanadas del pastel

Y todavía se da el lujo de criticar al ex presidente Joe Biden por ser un demente: Trump ha utilizado los calificativos más denigrantes contra los paisanos en Estados Unidos, a quienes persigue, encarcela y deporta. Pero ahora, en una de tantas manifestaciones de su trastorno obsesivo-compulsivo, reconoce y subraya (durante su llamada con la presidenta Claudia Sheinbaum) que es cierto: hay muchas familias mexicanas que trabajan por el bien de nuestro país. Y se queja de los desvaríos de su antecesor.

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