l cambio de gobierno en Chiapas no ha dado garantía de paz para la ciudadanía y en especial para los pueblos y las comunidades indígenas en un marco de respeto a sus derechos. Sólo coloquemos la mirada en los acontecimientos que se presentaron el 8 de junio pasado. Ese día se efectuó la incursión a territorio guatemalteco por parte de la Fuerza de Reacción Inmediata Pakal (FRIP) en persecución a unos presuntos delincuentes y cuatro de ellos fueron abatidos.
Pronto fueron rechazadas por el gobierno del vecino país las versiones extraoficiales del lado mexicano que les acusaban de defensa y complicidad para los perseguidos. El asunto motivó una nota diplomática del gobierno de Guatemala, en que calificó de grave incidente
el ingreso de policías estatales de Chiapas a suelo guatemalteco. También hizo un llamado al gobierno de México para investigar este hecho en el marco del derecho internacional para mantener la seguridad y el respeto recíproco en la frontera compartida.
Ante ello vino la inevitable postura de disculpa de parte de la presidenta de la República, Claudia Sheinbaum, a través de la Secretaría de Relaciones Exteriores y con la visita de una comisión oficial para reiterarla directamente al presidente Bernardo Arévalo.
El mismo 8 de junio el gobernador chiapaneco, Eduardo Ramírez Aguilar, dio el banderazo de inicio para la construcción de la autopista Palenque-Ocosingo denominada La Ruta de las Culturas Mayas. De inmediato el Movimiento en Defensa de la Vida y el Territorio (Modevite), el gobierno comunitario de Chilón y diversas localidades de la zona exigieron la cancelación de la obra y argumentaron que no la aprueban y que el gobierno realizó una consulta amañada con un pequeño grupo y destacaron la destrucción de selvas, ríos, manantiales y territorios sagrados, además de alterar los modos de vida comunitarios, facilitar el despojo territorial y abrir paso a intereses extractivistas. Describieron las maniobras de despojo a sus tierras ejidales.
Por otra parte, la tarde del propio 8 de junio la organización Las Abejas de Acteal denunció las agresiones que sujetos armados perpetraron contra sus integrantes y habitantes de la comunidad de Tzajalch’en, Chiapas, así como la intimidación y criminalización de los defensores comunitarios por grupos vinculados a la delincuencia organizada en complicidad con estructuras gubernamentales. Hubo detonaciones de armas de fuego. Los disparos se efectuaron desde un monte que se ubica a unos 400 metros de la escuela y templo católico de la comunidad. Mientras, alrededor de las 20 horas, las personas armadas llegaron cerca de la comunidad Tzajalch’en y talaron árboles para bloquear el camino que conecta a las comunidades de Tzajalch’en, Tzanembolom y Cruzton. Ello se denunció ante las autoridades municipales y llegaron elementos de la Guardia Nacional y del Ejército, los cuales pidieron que les acompañaran a una gestión a un compañero de Las Abejas de Acteal y al agente rural municipal de dicha comunidad y a ambos los retuvieron e incomunicaron por unas horas dentro de la camioneta oficial, mientras los intimidaban y acusaban de secuestro de una señora que había sido retenida en la comunidad por actividades ilícitas.
Lo relatado para la extraña coincidencia de la fecha del 8 de junio pasado distan de ser hechos aislados. Hoy día se vive un continuo ambiente de tensión y violencia que las comunidades relacionan con el que estaba presente cuando se realizó la masacre de 45 indígenas el 22 de diciembre de 1997 en la comunidad de Acteal, hecho aún sin justicia plena. Por ello pobladores de la comunidad de Tzajalch’en, municipio de Chenalhó, realizaron una jornada de oración ecuménica porque existe un peligro latente, ya que las autoridades están siendo amenazadas de muerte vía telefónica y verbal
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Sin embargo la realidad oficial, como ya es costumbre, tiene otros datos, para mostrar el reconocimiento a los logros del actual gobierno en la entidad chiapaneca. El 14 de junio pasado, hace tres días Omar García Harfuch presumió un descenso en la criminalidad del estado. Afirmó que Chiapas está entre las 25 entidades con mejores resultados y que existe una disminución en los homicidios dolosos.
Oro puro para los oídos del gobernador de la entidad que respalda con orgullo a su creación, los pakales, afirma que son la mejor estrategia de seguridad pública para agregar sin evidencia alguna: vivimos en paz
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La otra cara de la moneda es la de los cientos de organizaciones que en el país y fuera exigen justicia verdadera y apuestan a la convicción de que otro mundo es posible. En ese marco, justo en esa entidad, las comunidades zapatistas se empeñan en la construcción del común. Una buena noticia: el EZLN convoca para agosto próximo, del 2 al 17, al Encuentro de Resistencias y Rebeldías Algunas Partes del Todo, en el Semillero Comandanta Ramona, del caracol de Morelia.