no de los grandes aportes de Morena, el partido político más exitoso de la historia política mexicana, a la vida pública nacional es la capacidad organizativa que tuvo desde su origen para resistir y triunfar sobre los múltiples obstáculos de la realidad político-electoral de muchos sexenios: fraudulenta, restrictiva y autoritaria.
Ese partido es responsable también de romper con los tres signos de identidad del PRI: el dedazo
; el tapadismo
y la alquimia
. Asimismo, es vencedor de la antidemocracia acentuada en el marco jurídico electoral que ante un escenario de reglas inequitativas como las que se vivieron en México durante décadas, los fundadores de Morena no recurrieron a la violencia para transformar al país decidiéndose por intentar cambiar radicalmente todo por la vía pacífica y electoral. Lo están consiguiendo y de qué manera: creciendo con votos libres en cada elección. Las jornadas electorales democráticas no serían posibles sin el respeto de los derechos humanos y, sobre todo, de la libertad de expresión y de prensa, de la libertad de circulación en el interior del país y de la libertad de reunión y de asociación con fines políticos, incluida la formación de partidos políticos. Como lo exige desde hace años el código de buenas prácticas en materia electoral que se impulsa desde la Comisión de Venecia del Consejo de Europa.
Sus más feroces críticos se contradicen constantemente: por ejemplo, aceptan que en el juego del libre mercado de bienes y servicios se considere normal la concentración de ganancias y riqueza, pero ahora que, en México, la competencia electoral está viviendo procesos libres con fuerzas políticas independientes se obnubilan porque Morena está concentrando la mayoría de los votos y el poder en la representación municipal, estatal y nacional.
Morena rompió el escenario de las mayorías artificiales creado por la conveniencia de un bipartidismo a modo. Es lo que nunca se le perdonará.
El carácter plural pero no competitivo del sistema partidario mexicano se debe al declive y descomposición de las fuerzas partidarias de oposición, aunque por primera vez no se puede hacer responsable de ese decaimiento a la intervención u obstaculización del gobierno federal. En todo caso Morena sí es responsable como organización de ciudadanos que esté haciendo posible el acceso de éstos al ejercicio del poder público.
A Morena el éxito en política no se le dispensa. La oposición partidaria minoritaria está en plena desaparición, más nunca se les ha impedido su derecho a estar representados en el Poder Legislativo, y a que se les facilite el cumplimiento de sus funciones como impulsores de algunos gobiernos estatales y municipales; pero persisten un buen número de organismos y personajes insatisfechos ( E. Zedillo, dixit) por razón de que nunca creyeron que el modelo político defendido por el PRI y el PAN fuese a ser eliminado tan rápidamente de la historia política electoral.
En los medios de comunicación tradicionales y algunos centros académicos no acaban de aceptar que la competencia electoral democrática está apenas apareciendo en nuestro país gracias a que la intervención fraudulenta del gobierno en las elecciones ya desapareció. Hoy se impulsa un modelo donde las mayorías sociales están siendo invitadas para gobernar.
Ese reto lo está viviendo un partido que construye en consenso reglas internas para superar las ambiciones políticas justificables de algunas y algunos de sus militantes y simpatizantes. El debate como el intercambio de opiniones y argumentos permitirá la toma de decisiones que le darán más solidez.
Morena existe actualmente entre el azoro de ser la fuerza mayoritaria nacional y la ansiedad de estar presente en todas las reivindicaciones sociales. Para ello, no requiere de contar con 10 millones de militantes en todo el país. Su predominio se observa por la enorme cantidad de simpatizantes. No compite con la autoridad del gobierno nacional. Su crecimiento es proporcional al éxito de un proyecto político que privilegia como nunca su relación con los grupos indígenas y con los más pobres.
La teoría basada en la idea de que sólo había un único interés nacional y donde el objetivo de la política era proteger y promover ese interés, se terminó. La profundidad de los cambios en las regiones que integran la república es real. La transformación del régimen traerá beneficios, entre otros mejores y nuevos partidos políticos.
*Sociólogo e historiador. Investigador titular del IISUNAM.