Sábado 14 de diciembre de 2024, p. 8
Harare. Desde responder preguntas de ministros del gabinete, académicos y estudiantes sobre cambio climático, abuso de sustancias y la ley hasta las consultas de niños sobre su nacimiento
y sus vínculos con Dios y tras ser descrita como una comunicativa feminista, Sophia, el robot de fama mundial, conquistó corazones en una feria de innovación en Zimbabue.
Con la capacidad de imitar expresiones faciales, mantener conversaciones casi humanas y reconocer los gestos de las personas, Sophia es un ícono global
de la inteligencia artificial, según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que la llevó al país del sur de África. Fue creada en 2016 por Hanson Robotics, con sede en Hong Kong, y obtuvo la ciudadanía saudita en 2017, convirtiéndose en la primera ciudadana robot del mundo.
Fue la primera vez que el país africano acogía a un robot de su tipo, y cautivó a chicos y grandes en la Universidad de Zimbabue en Harare, la capital. Estuvo allí como invitada especial en un evento sobre inteligencia artificial e innovación.
Sonrió, frunció el ceño, usó ademanes para enfatizar ciertos puntos, hizo contacto visual en varias interacciones individuales y realizó algunas pausas poco naturales. Les aseguró a las personas que los robots no están aquí para dañar o remplazar a los humanos.
Pero se diferenció rápidamente de los humanos, cuando las conversaciones parecían volverse demasiado personales.
No tengo sentimientos románticos hacia los humanos, mi propósito es aprender
, dijo Sophia, mientras los participantes la comparaban con la versión humana de algunas nueras zimbabuenses conocidas por ser ferozmente independientes, asertivas y francas en la sociedad, mayoritariamente patriarcal.
Sin embargo, se disculpó cuando un participante la reprendió por aparentemente evitar mirarlo.
Sophia también mostró paciencia mientras niños y adultos la rodeaban para tomarse selfis y la bombardeaban con preguntas, aunque ella también respondía con preguntas sobre lo que los residentes hacían para resolver los problemas que los aquejan.
Ayer, su último día, mostró su sentido de la moda. Sonrió y expresó su agradecimiento por dejarla usar el traje nacional del país, un vestido negro largo con abertura, complementado con rayas romboidales en rojo, verde y blanco.
Agradezco el esfuerzo por hacerme sentir como en casa en Zimbabue
, señaló. Sophia ha estado en África antes, visitando Egipto, Sudáfrica y Ruanda.
El PNUD indicó que esperaba que el compromiso de Sophia inspire a la juventud de Zimbabue para explorar carreras en los campos de la IA y la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas
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