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¿La fiesta en paz?

Albero rojo, magnífico espectáculo de baile y cante lorquianos, a cargo del grupo Flamenco con Solera, el próximo viernes 22 en el Cortijo Miguel Ortas

M

ientras los nuevos benefactores de la humanidad, los protectores de seres humanos (no de todos), de los animales (los que no se comen), de las plantas (las que no se cortan) y del resto de los seres sintientes, discurren nuevas leyes sustentadas en principios de justicia más o menos hipócritas (lo que no vemos puede sacrificarse de cualquier manera, lo que sí, prohibido sacrificarlo a la vista, mejor en rastros donde el sangrerío sólo salpica a los empleados), otras personas, con una visión más amplia de sí mismas, continúan ejerciendo su vocación y desarrollando sus talentos.

Luego de años, Flamenco con Solera sabe que tradiciones, usos y costumbres se nutren, más que de la mera modernización de imaginación y creatividad artística, del compromiso individual y colectivo por buscar la excelencia. Nuestro grupo ha alcanzado ese nivel porque cada uno de sus elementos no sólo se supera a sí mismo, sino que trata de superar a sus compañeros, antes que por competir por un compromiso que contagia y fortalece. El arte es expresión interior de cada uno y la suma de energías lo que le da carácter a este conjunto, comienza Rocío Ortas, productora artística, bailaora y escenógrafa, que junto con su hermana Mariluli inició y anima hace años al grupo.

“Sin saber lo que vendría –añade Rocío– hace tiempo decidimos convertir la plaza grande del cortijo, totalmente techada, en centro de espectáculos multiusos, con mesas en el ruedo para comer y beber cómodamente al tiempo que se disfruta de cerca un espectáculo. En esta ocasión presentamos Albero rojo, una nueva producción en toda forma, con gran despliegue de baile, sonido e iluminación y una puesta en escena con matices lorquianos, repito, con las sugerencias, cuestionamientos y sensibilidad de cada uno de los elementos del grupo.

“Soy una fan de Lorca –prosigue Rocío, cuyo entusiasmo impide terminar la pregunta– y una convencida de que tauromaquia y flamenco siempre han ido de la mano o incluso son cómplices por sus similitudes expresivas y sobre todo de pasión. Si en su escenario respectivo bailaor y torero no sienten y hacen sentir a cuantos miran, la cosa no va. Lorca fue un genio porque era músico, poeta, dramaturgo, ensayista y taurófilo agudo, no memorioso, que supo ver y sentir la liturgia del toreo, percibir sus resonancias espirituales y escribirlas.

Iniciamos el grupo un guitarrista-cantaor y dos bailaoras y hoy somos diez elementos de planta. El más joven y de reciente incorporación es Mauricio Cante, de Apizaco, estupendo violinista y gran improvisador. Emmanuel Navarro es un virtuoso de las percusiones que ha incorporado el udu, vasija con un sonido mágico de origen africano. César Romero, guitarrista y actor, con un toque exquisito. Adrián Juárez, cantaor y guitarrista. José Bramasco, zacatecano, cantaor, bailaor y declamador. Anabel Heredia es una estupenda cantaora de Almería. Las otras bailaoras son Giovana Cervantes y Denise, dos talentosas mujeres que acompañan muy bien los versos de Lorca e incluso una carta de Neruda a Federico. Mariluli es resiliente y persistente, con mucho dominio técnico y yo, bueno, procuro siempre creérmela para hacer creer a otros en lo que hago, empaparlos de mi ego para exaltar el de ellos, un ego que no estorbe sino que libere, remata Rocío. La cita es este viernes 22 de noviembre a las ocho de la noche en el Cortijo Miguel Ortas, Blvd. López Mateos 70, Atizapán de Zaragoza, estado de México. El costo es de 300 pesos por persona. Informes y venta: 55-3503-65-11 y en el cortijo. Habrá venta de alimentos y bebidas. Asista, tendrá una gran oportunidad de emocionarse.