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Teaċ Damsa recordó en el Teatro Principal la importancia de crear
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Periódico La Jornada
Martes 29 de octubre de 2024, p. 3

Guanajuato, Gto., El Teatro Principal de Guanajuato fue escenario de una experiencia que rebasó las fronteras entre la danza y la narrativa; entre lo tangible y lo intangible.

La compañía irlandesa Teaċ Damsa, dirigida por Michael Keegan-Dolan, se presentó este fin de semana con su espectáculo provocador Cómo ser bailarín en setenta y dos mil lecciones sencillas, que explora los rincones más profundos de la identidad, la memoria y el cuerpo humano.

En escena, Keegan-Dolan, después de más de dos décadas sin actuar, compartió escenario con la bailarina Rachel Poirier. Lo que comenzó como un viaje por la Irlanda de los años 70, pronto se transformó en una travesía entre las capas de la realidad y la ficción.

La obra, definida como baile en una madriguera de conejo, enfrentó a los asistentes con temas tan vastos como la nacionalidad, el racismo, el culto a los antepasados, la sexualidad, la vergüenza y el amor. Lo cotidiano se entrelazaba con lo extraordinario, el dolor con la risa, y la realidad con lo imaginado.

La presentación fue un torbellino de emociones. Mientras algunos adultos mayores se quejaban de lo tedioso que les resultaba leer las traducciones de las narraciones, proyectadas sobre la escenografía, y esperaban más danza, otros se sintieron profundamente conmovidos.

Alejandro Espinoza, director escénico guanajuatense de 28 años, manifestó su entusiasmo por lo que acababa de presenciar: La construcción semiótica de los elementos, la energía de los intérpretes... fue todo increíble. Nunca había visto a una compañía proyectar tanta intensidad con tan sólo dos personas en escena.

Acompañada por canciones que fueron del rock clásico al indie, como Psycho Killer, de Talking Heads, o Bohemian Rhapsody, de Queen, la obra presentó una narrativa queer que resonó especialmente entre los espectadores más jóvenes. En ella, Keegan-Dolan narra sus experiencias, desde la vergüenza hasta el despertar de su identidad como bailarín y coreógrafo.

En contraste con la crítica sobre la falta de danza explícita, la obra destacó por su dramaturgia y uso de simbolismos. Espinoza, visiblemente emocionado, comentó sobre el choque físico entre ambos bailarines en escena, instante que definió como inmediato y calculado.

Teaċ Damsa, que desde su fundación en 2016 ha desafiado las normas del teatro y la danza tradicionales, ofreció dos presentaciones y demostró por qué se ha consolidado como una de las compañías más innovadoras de Europa.

Al término de la función, Espinoza subrayó la relevancia del arte en un contexto actual, donde la violencia parece envolver cada rincón de México: “Este tipo de festivales nutren el alma. Como artistas, tenemos una labor importante: dar a la gente una forma de enseñanza y de abrazar el corazón en medio de tanta realidad cruda.

En Guanajuato hay mucho arte, y necesitamos espacios seguros donde los artistas locales puedan desarrollarse. Obras como ésta nos recuerdan lo importante que es seguir creando, resistiendo y, sobre todo, seguir bailando.