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Turandot, con la CNO, valoriza el talento de intérpretes, señala Ignacio García, director escénico

Se presentará en junio en el Palacio de Bellas Artes

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▲ Con el montaje se conmemora el centenario luctuoso de Puccini, 45 años de trayectoria del director de orquesta Enrique Patrón y tres décadas de carrera del tenor Carlos Arturo Galván.Foto Inbal
 
Periódico La Jornada
Martes 28 de mayo de 2024, p. 5

La historia de la bella y cruel princesa china Turandot, quien somete a sus pretendientes a resolver tres enigmas que en caso de fallar les cuesta la vida, es el próximo título de la Temporada 2024 de la Compañía Nacional de Ópera (CNO), que se presentará en cuatro funciones en el Palacio de Bellas Artes los días 23, 25, 27 y 30 de junio.

Para el montaje de ésta, la última ópera de Giacomo Puccini (1858-1924), con el cual se conmemora su centenario luctuoso, la agrupación estrenará producción y presentará la versión sin el dueto final; además, será aprovechado para festejar los 45 años de trayectoria del director de orquesta Enrique Patrón de Rueda, quien se encargará de la parte concertadora, y los 30 años de carrera del tenor Carlos Arturo Galván, quien interpretará a Calaf.

Según el director escénico Ignacio García, responsable de la puesta en escena y quien hará su debut en el Palacio de Bellas Artes, Turandot es el legado musical, teatral y humanístico del compositor italiano, quien dejó inconclusa la obra ante la llegada de la muerte.

En ella escribió las últimas melodías con las que quiso dejar un testamento sobre su visión del arte y la vida, sostuvo el creador de origen español, para quien Puccini fue un visionario absoluto en algunas luchas y en algunos planteamientos no sólo estéticos, sino ideológicos, que plasmó en su obra.

En específico, se refirió al papel que desempeñan las llamadas heroínas puccinianas, con su capacidad de vislumbrar un futuro esperanzador y de responder hace 100, 110 o 120 años a preguntas que nos seguimos haciendo en la actualidad.

“En muchas de estas obras se plantean entornos de lo que hoy llamaríamos violencia estructural contra las mujeres. Lo vemos en Madama Butterfly, en esa mujer que es vendida para casarse; en Tosca, en el uso que se hace de esa gran artista con fines políticos; también en La Bohème, y evidentemente en Turandot. En todas hay heroínas capaces de salir de ese círculo de violencia sistémica y de tener una mirada generosa, humanista y luminosa que permite vislumbrar un futuro mejor.”

Según Ignacio García, Puccini nos cuenta un futuro de la ópera en femenino, aspecto que, aseguró, estará muy presente en esta nueva puesta en escena, en la que hay una especie de violencia heredada, así como ejecuciones, sangre y sufrimiento, pero en la que también se da cuenta de la nobleza y valentía femenina, mediante el personaje de Liú.

Consideró que la ópera, además de ser la suma de todas las artes y uno de los espectáculos más formidables, también es una referencia moral y un espacio para reflexionar sobre lo que somos y lo que queremos hacer de esta sociedad.

Esta nueva producción de Turandot, resaltó en conferencia de prensa, pretende ser tremendamente respetuosa con ese legado pucciniano. Respetar cada anotación de la partitura, cada indicación tan precisa del maestro, cada pequeño matiz de sensibilidad en lo musical y en lo escénico, pero hacerlo con una mirada valiente y de hoy.

El director bromeó con que el público puede asistir tranquilo, ya que la puesta no está ambientada en un panal de abejas ni en una nave nodriza, sino en la China milenaria, en el exotismo de ese orientalismo buscado por el compositor.

La mirada contemporánea está en buscar la esencia; eso lo hace un montaje sobre todo de intérpretes; tenemos magníficos cantantes y un coro formidable. En un espacio prácticamente único, hemos intentado hacer un trabajo sintético, no de escenografías y vestuarios que apabullen el talento de los artistas, sino justo lo contrario, que lo acompañen, que lo pongan en valor, puntualizó.

Para la soprano Marcela Robles, quien con esta puesta también debuta en el Palacio de Bellas Artes, el papel que interpreta, Turandot, es superdemandante y retador en lo musical y actoral, y al mismo tiempo muestra a una mujer que refleja todo el poderío.

Me siento representada totalmente por ella. Ha sido juzgada durante mucho tiempo como fría, asesina, despiadada, cruel, pero tiene tintes que se han obviado. Al final de cuentas, ella ha sido víctima de su destino, subrayó.

Mencionó que esa princesa fue criada en un imperio regido por hombres y le corresponde recibir órdenes y desempeñar el papel de mala: Si la llevamos a la actualidad, esta historia pasa en muchos ámbitos. Hay que leer entre líneas, ver el subtexto del personaje y encontrar el fondo de las historias de las personas. No siempre lo que vemos es lo que tenemos que juzgar; todos tenemos una historia detrás, un origen que va a definir lo que somos.