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Negocios y empresas

Economía y felicidad

L

a economía avanza de manera casi ininterrumpida a nivel global. Día con día aparecen nuevas tecnologías que se expresan en más y mejores bienes y servicios. En términos sociales, nuestra generación tiene acceso a más satisfactores que la de nuestros padres y, a su vez, ellos tuvieron más recursos que la generación anterior.

Lo anterior se puede ver cuantitativamente en el avance del producto interno bruto. Década tras década la producción se incrementa, con pequeños ajustes cíclicos, para reiniciar su desarrollo de largo plazo. Tal parece que ese proceso de desarrollo casi continuo se mantendrá mientras el ser humano exista.

Sin embargo, el mayor nivel de riqueza de una comunidad no necesariamente se traduce en un mayor grado de felicidad o de satisfacción personal. El acceso a automóviles más eficientes, a residencias más confortables y lujosas, a restaurantes de calidad, a viajes internacionales o a los aparatos tecnológicos más sofisticados no lleva a las personas a sentirse satisfechas con lo alcanzado.

El caso de estudio más relevante es el de Estados Unidos, un país que a lo largo del siglo XX y de lo que va de este siglo presenta uno de los crecimientos más importantes del mundo. De acuerdo con diversos estudios, su alto nivel de vida no lo sitúa entre los pueblos más felices, apenas aparece en el lugar 19; aunque en ese sentido México está peor, al situarse en el lugar 24.

Pero lo más relevante es que la insatisfacción en EU no se reduce al consumir más mercancías de calidad, sino que el malestar crece de forma alarmante entre los jóvenes. Una encuesta que se hace desde hace más de 30 años entre jóvenes de secundaria y preparatoria ( Monitoring the future) señala que el nivel de síntomas de depresión cada vez es mayor. A principios de los años 90 del siglo XX, 25 por ciento de los jóvenes encuestados tenía síntomas de depresión y en la más reciente encuesta aplicada poco antes de la pandemia del coronavirus, la cifra llegó a 50 por ciento de los jóvenes consultados.

Sin duda que contar con los satisfactores básicos para vivir bien es importante. Pero algo pasa en la cultura y educación en Estados Unidos que genera síntomas de depresión entre los jóvenes, lo que se traduce en violencia y muerte.