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La vida por escrito
ablo González Casanova fue, entre otros cargos, director de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, promotor de su autonomía y fundador del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH). Fue defensor incansable de los pueblos originarios, ensayista e investigador agudo y profundo en el ámbito de las ciencias sociales; fue inspirador del tejido solidario entre los movimientos de los desposeídos y oprimidos del planeta, así como fundador y orientador de La Jornada.
Estarán vigentes
el recuerdo del rector y su proyecto de universidad
a vida y obra del doctor Pablo González Casanova serán motivo de reconocimientos y elogios bien merecidos. Fue un referente de la sociología latinoamericana, en particular por sus trabajos sobre el capitalismo en la periferia y la sociología de la explotación. Un hombre siempre comprometido con la democracia y la justicia social. En los últimos 30 años de su vida, un decidido defensor de los pueblos indígenas y las luchas zapatistas.
ran historiador, cuya obra amerita ser difundida. Gastón García Cantú (3 de noviembre 1917-3 de abril 2004) dio importantes batallas políticas y culturales para rescatar legados de generaciones anteriores que visualizaron un país libre de los poderes colonizadores.
ste día hace su presentación pública un libro póstumo de lectura recomendada. Lo escribió una mujer que trajinó toda su vida en pos de aliviar o mejorar la vida en común. Se dedicó a interactuar con personas y organismos ciudadanos que sumaron impulsos para construir alternativas de mejora o de remedio a sus necesidades. Pudo entrever y sentir la generosidad y la ilusión de participar para mejorar la vida colectiva. A esta continua capacidad de transformación del pueblo, María Angélica, su autora, le llamó, precisamente, Democracia creativa. Por ello se entiende la posibilidad de generar procesos de cambio, para construir nuevas realidades, lo que da cuerpo a su central apuesta conceptual. A partir de ahí, lanza rutas de encuentro con innumerables realizaciones humanas.
lla nació en lo profundo de la Montaña, en el pueblo nahua de Ahautepec, a las orillas de Tlapa. Como muchos niños de esa región, supo lo que era ganarse la vida
desde muy corta edad. Apenas tenía ocho años, cuando junto con sus hermanos se fue a trabajar de jornalera agrícola al norte de México. Entre surcos vivió su infancia. Atestiguó cómo los pesticidas matan a cientos de infantes entre los surcos, tras la omisión de las autoridades y los dueños de las empresas que sin regulación viven impunes. Su vida itinerante le impidió terminar la primaria. Vio cómo su madre sufrió al dar a luz a sus hermanitos en las galeras donde viven hacinados los jornaleros; es casi imposible escapar de las enfermedades en esos lugares donde la higiene es poca. Como si no fuera suficiente, también se cobra factura los altos grados de desnutrición que presentan las familias. Todas estas vivencias la marcaron de por vida. Cada cierre de la temporada de cosecha regresaban a su comunidad, pero tan sólo era para descansar unos meses y volver a trabajar.
a partida física de don Pablo González Casanova ha causado una gran consternación en la comunidad integrada en torno al conocimiento, en quienes formamos parte de la Universidad Nacional y en los amplios sectores sociales favorecidos con su solidaria cercanía. Y lo cierto es que, aun reconociendo su avanzada edad, la mayoría de sus seguidores guardábamos un profundo e imposible deseo por la prolongación de su larga vida.