Opinión
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¿A causa de qué avanza la ultraderecha?
U

no. Doble y simultánea conmoción. La primera, perturbadora: el fallido atentado contra la vida de Cristina Fernández de Kirchner (CFK). La segunda, esperanzadora: el inicio del quinto año de la Cuarta Transformación (4T), liderada por AMLO. Hechos que guardan vasos comunicantes.

Dos. ¿Realidades distintas y distantes? Ni tanto. Junto con Lula da Silva, Luis Arce, Gustavo Petro, Francia Márquez, Rafael Correa, Nicolás Maduro, Xiomara Castro, Miguel Díaz-Canel, AMLO y CFK comparten enemigos intercambiables y comunes (leáse: enemigos de la democracia, y empecinados en imponer el caos en América Latina).

Tres. Todos y cada uno de los líderes referidos han atravesado o atraviesan procesos políticos de alta complejidad e incierto decurso. Sin embargo, la voluntad política de sus pueblos ordena la marcha. ¿En cuál dirección? No adelantarse a la síntesis. Valoremos, por ahora, la atinada observación del economista Alfredo Serrano Mancilla, quien propone priorizar el riesgo-pañal por sobre el riesgo-país (leáse: el derecho a la vida).

Cuatro. Qué cosa… En años de celebración del bicentenario de nuestra independencia, 70 por ciento de los habitantes de AL y el Caribe desearían tener el derecho a la vida del restante 30 por ciento. ¿Cómo ha sido posible esto? ¿Y cómo es posible que en un continente con ingentes recursos, 70 por ciento piense en qué comerán sus hijos, y el otro 30 continúe hablando de libertad, democracia, república, garantías individuales, y aquello de que no sólo de pan vive el hombre?

Cinco. Quien hace tal reflexión, vive en la franja social habitada por el referido 30 por ciento. Sin embargo, atento a la crisis terminal de la cultura occidental (EU, Europa, AL y el Caribe), difícilmente otorga mayor credibilidad a poderes ejecutivos cautivos de poderes judiciales hostiles a la justicia, y poderes legislativos pendientes de sus intereses pecuniarios.

Seis. En ese contexto, la agresividad de las clases dominantes obedece a que se han quedado sin proyecto, sin discurso y sin propuestas como las que ellas mismas inventaron, hace más de 200 años (contrato social, división de poderes, tolerancia, etcétera).

Siete. Brevísimo relato anónimo. Un día, la mentira y la verdad decidieron bañarse en el mismo pozo. Poco después, la mentira se vistió con las ropas de la verdad y se fue. Incapaz de vestirse con las ropas de la mentira, la verdad empezó a caminar desnuda, y todos se horrorizaban al verla.

Ocho. ¿”Polarización” sin más? ¿“Discursos de odio sin más? Quizá valga reparar en la opinión de filósofos, sociólogos, politólogos. Pero a nuestro juicio se trata de políticas programadas y muy concretas de embrutecimiento informativo. Políticas que las derechas que se dicen modernas, invisten con las ropas de las viejas mentiras. Contados, muy contados, los políticos que hablan de concentración de la riqueza. Prefieren hablar de la pobreza. Y menos de concentración de los medios. Prefieren hablar de la libertad de expresión.

Nueve. Tomemos en serio las palabras del político neoliberal argentino Ricardo López Murphy, horas antes del atentado contra CFK: O ellos, o nosotros. Así como las comedidas de un analista socialdemócrata de Le Monde Diplomatique, diciendo que el lenguaraz no quiso decir eso. Mira tú… ¿y entonces qué quiso decir?

Diez. Más allá del terrorífico cambio climático que ya empezó, la verdad verdadera radica en algo más terrorífico: el presupuesto militar de Estados Unidos para el año entrante: 850 mil millones de dólares. O bien, en la serenísima declaración de Liz Truss, flamante primera ministra de Gran Bretaña: Estoy lista para apretar el botón nuclear contra Rusia (https://bit.ly/3Ltl9Pv).

Once. Tampoco hay que fingir sorpresa frente a los llamados grupos de odio, calificados de neo (neonazis, neofascistas, neorracistas, etcétera). En enero de 1924, por sus palabras y actos, Hitler fue sentenciado a cinco años de prisión. Pero los puntillosos demócratas burgueses de la República de Weimar (1918-33), lo liberaron nueve meses después. ¿A causa de qué? A causa de ideas democráticas, falazmente entendidas.

Doce. Archisabido: las palabras violentas preceden a la acción. En este sentido, Biden y Truss superan, con creces, a las ultraderechas que en las redes antisociales amenazan de muerte a líderes democráticos y populares. Y el único modo de frenarlas es con leyes que regulen el contenido de los medios.

Trece. Con idéntico lenguaje, sin asco de sí mismos, ejércitos de periodistas profesionales de medios corporativos, degradan la libertad de expresión a mero libertinaje comunicacional. Induciendo, a su vez, a los extremistas que en las redes antisociales potencian sus infundios, con agravios, insultos y amenazas de muerte. Así, las mentiras disfrazadas de verdad, caminan a sus anchas con total impunidad… y pocos se horrorizan.