Existe la interrogante de que si el sentido de un libro sobre música tiene que ver con extraer la esencia de sus protagonistas por quién lo escribió o, al contrario, reflejar el universo que el periodista descubre poco a poco dentro de sus entrevistados por medio de esa centenaria técnica del periodismo, la entrevista. Si se tratara de lo primero, al abrir las páginas de estos volúmenes deberíamos toparnos con una mirada más que incisiva y la voz de alguien que se ha documentado a fondo acerca de la vida del personaje sobre el cual se hace el recorrido. Si fuera lo segundo, el relato nos tendría que conducir de una revelación insólita a otra, de una epifanía a la siguiente, en una lectura de carácter más humano que documental, hasta que al cerrar el libro nuestra concepción del tema y de los actores que lo pueblan se hubiera transformado de manera radical. En cualquiera de los dos casos, la profundidad de lo retratado (o la falta de ésta) depende de la perspectiva que aborde el periodista correspondiente y denotará si es la de un experto en su profesión o la de un simple iniciado.
El verano pasado, el circo habitual de Hollywood se detuvo de repente