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Necesito al público para nutrir el espíritu: Francisco Céspedes
 
Periódico La Jornada
Sábado 5 de diciembre de 2020, p. 6

Francisco Céspedes llegó a México hace más de 20 años con un puñado de canciones en las maletas y muchos sueños, anhelos, ambiciones.

En una charla de unos minutos uno atisba, desde su umbral, el interior del compositor de temas emblemáticos como Pensando en ti, Vida loca, Remolino, Que hago contigo, Señora y Se me antoja, entre otras.

El pretexto de nuestra plática es que Pancho, como le gusta que le llamen, dará su primer concierto vía Internet, Más Cerca de ti, el 11 de diciembre, desde un cenote en Tulum, acompañado de un trío. Le causa cierta incertidumbre porque, sabe, no es lo mismo, no se siente igual, pero entusiasta, con el ánimo del aprendiz, confiando en su mayor virtud, la palabra, la lírica que muchos le conocen.

Necesito al público para nutrir el espíritu, dice. Se lo arrebató el confinamiento. Siento mucho miedo. No nos prepararon para esta realidad, agrega mientras se alista para arrojarse sin red de protección al vacío del streaming. Son tiempos pandémicos, pero es lo que hay y, como tal, se deja guiar por sus hijos, quienes le enseñan nuevas tecnologías. Me tengo que adaptar, ver cómo me especializo en esta comunicación virtual.

No deja de crear, ya sea nuevas ideas de canciones, o incluso en un taller a distancia que comparte con amigos suyos, como Carlos Pintado. Escribo, como ejercicio, poesía, todo para entender el mundo.

Se define como un libre pensador, por lo que, alejado de ataduras, reacio a las respuestas fáciles de los gobiernos, desconfía de lo que se habla del Covid-19 –aunque no niega la existencia del virus, pues es médico de profesión– y arriesga una hipótesis sobre la estrategia con que se enfrenta: muchos países van a la centralización.

Tipo sabio, Céspedes se asume anarquista, pero acota que no en esa deformación del concepto actual, el cual ha sido reducido y criminalizado por aquellos que todo lo destruyen y buscan la caída del Estado porque sí. Cree en la mayor y absoluta libertad con moral y ética.

Ama la charla, se siente cómodo y reitera que podría hablar y hablar. Como a muchos en confinamiento, a Francisco le pega la poca interacción social y platica como los de la vieja guardia: de lo que sea.

Comparte anécdotas, como cuando llegó a México y trabajó en varios sitios nocturnos, incluido Los Íntimos, adonde lo iban a ver sus primeros admiradores, como Carlos Monsiváis, quien escuchaba sus composiciones y a quien conoció bien; o el lugar en que fue descubierto por el entonces director regional de Warner, la discográfica que lo lanzó, y por la cual sus temas fueron cantados por Alejandro Sanz y Luis Miguel, quienes los dieron a conocer a nivel masivo. Cuenta de cuando fue invitado a cantar en una fiesta privada en la casa de Barbra Streisand, departiendo con figurones del medio. La vorágine de uno de los pináculos de su vida.

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▲ El cantautor dará su primer concierto vía streaming el 11 de diciembre desde Tulum.Foto cortesía ProArte

Cuando uno platica con Céspedes puede imaginarlo construido de letras de pies a cabeza, como esos retratos que hacen los taquimecanógrafos con viejas máquinas de escribir sobre papel revolución.

De la boca de Pancho Céspedes brotan palabras de arcilla que él coge y coloca, amalgama, en un montículo que va esculpiendo, amoroso, mazo y cincel en mano, casi siempre al vuelo, y con una velocidad pasmosa. Allí van quedando frases como es tiempo de la humildad, el ego te engaña, el comunismo te convierte en un personaje kafkiano, entre el corazón y el cerebro hay un canal que los une, al cantar, poner el corazón en el cerebro y el cerebro en el corazón.

Platicar con el cantante Francisco Céspedes se convierte en un viaje, cuya recta final se perfila hacia la música y la pandemia, su impacto y sus enseñanzas.

Afectado, Pancho comenta –lo imagino montado en un Cadillac Deville convertible, 1956– que en el confinamiento perdió todo lo que era vital para él: la interacción con el público, sus ingresos, de pronto me quedé en la pobreza, y empezó a escribir canciones rabiosas, pero las dejó, porque no es su naturaleza; lo más fácil es rendirse, no quiero renunciar, puntualiza.

En esa imagen en la que frente a nosotros se vislumbra el horizonte, Céspedes se describe a sí mismo como cronista sentimental, y a Joan Manuel Serrat como un Dios del Olimpo, cercano a él y a sus letras.

Bajo del auto y él se acomoda en el asiento del Cadillac que sólo existe en mi mente, Pancho se ajusta las gafas, alisa la barba, mira al frente y suelta: No le debo nada, no tengo que pagarle nada a nadie. Todo lo que tiene, explica, es producto del esfuerzo, el trabajo, legado que quiere dejarle a sus hijos. Hunde el acelerador que lo enrumba hacia el sol que ya se hunde en la línea imaginaria de la nada mientras sus últimas cinceladas resuenan en mi mente: Quiero ser feliz en estos tiempos… “Un día tras otro se hace el mundo… la vida”.

Acompañado de su Trío, Pancho Céspedes realizará un recorrido por sus grandes temas, incluirá composiciones de Armando Manzanero y también otras canciones conocidas, que han marcado su vida y que desea compartir a sus seguidores con su propia interpretación.

Los boletos para ser partícipe de este espectáculo ya están disponibles a través de las plataformas de ETicket Live y www.eticket.mx

Para mayor información, favor de visitar la página: https://www.facebook.com/Francisco CéspedesOficial