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¿La fiesta en paz

Penoso logro del monopolio taurino // Dos portales muy diferentes

E

n la columna anterior decíamos que los promotores de la fiesta de los toros, lejos de impulsar y promover la tradición taurina de México, la convirtieron en despreocupada terapia ocupacional de magnates, coto neofeudal de millonarios colonizados y gestión antojadiza de espaldas al público, del que han podido prescindir en su opaco negocio.

Como si los del monopolio se hubieran aprendido de memoria el párrafo anterior, recién nos sorprendieron con una noticia que refuerza su estrecho concepto de fiesta, no de la fiesta brava de México. La empresa que maneja y promueve las principales plazas de toros del país y al resto de los sectores taurinos, ganó un amparo interpuesto hace algunos años ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación -¿cuántos abusos e inequidades ha avalado esta tremenda corte en su oscuro historial?-, que le permite montar corridas de toros con mayoría o totalidad de toreros extranjeros. Consideran estas autoridades que limitar el número de actuantes por su nacionalidad es discriminatorio. No, pos sí.

¿Imagina el lector una decisión como esta por parte del Tribunal Supremo de España, cuya fiesta de toros se caracteriza por un nacionalismo a ultranza y un proteccionismo sin excusas desde los tiempos de Rodolfo Gaona? ¿Nuestros aspirantes a figuras de los ruedos se atreverían a negar el trato desigual o de plano excluyente que han recibido en la llamada madre patria en el reciente medio siglo? ¿Podrá algún mexhincado –mexicano postrado irreflexivamente ante lo extranjero–, asistido por un hispanópata –al que aqueja un hispanismo confuso–, defender la acomplejada postura de tener una fiesta dizque de primera con ases importados porque somos incapaces de ofrecerla con ases nacionales?

¿De plano en México ya no hay posibilidades de que sus toros y toreros vuelvan a llenar las plazas por su capacidad de enfrentar la bravura que emociona, de competir en serio, de reflejar y enorgullecer a los públicos, de despertar partidarismos y de ponerle banderillas negras a estos mansos ministros de la falsa justicia taurina? ¿Se puede ser tan cínico para sostener que el monopolio taurino no tiene intenciones de extranjerizar la fiesta de México cuando extranjerizada está desde que el hombre de confianza del jefe de jefes es el diestro sevillano en retiro, Antonio Barrera? ¿Se puede ser tan idiota de creer que los toreros-marca de España van a acceder a actuar en México en explosivos manos a mano que ni en su país llevan a cabo? En España no son más buenos o más malos, son menos brutos para cuidar lo suyo.

El número 5 de La Gaceta Taurina (www.bibliotoro.com), que dirige Salvador García Bolio, hace varios días está a disposición de aficionados y lectores desprejuiciados. Entre otras aportaciones trae un desconocido y sabroso texto de Maximiliano de Habsburgo sobre su afición a las corridas; un interesante ensayo de Fernanda Haro Cabrero, de por qué es taurina; otro de Miriam Cardona sobre Calesero; uno más de Luis Eduardo Maya Lora en torno al siglo y medio de Piedras Negras, y artículos de El Bardo de la Taurina ( Quino) y de Páez (Lupe Sino y su peliculesco regreso a México, y una foto inédita con su esposo mexicano).

Letras del periodismo.com, dirigido por el incansable Bardo, es otro portal con la empatía suficiente para ponerse en los zapatos del lector sin alcahuetearlo. Mediante una asamblea de escritores, artistas plásticos y fotógrafos ofrece una miscelánea temática difícil de encontrar en la mayoría de los blogs.