París. Un hombre de 47 años, sospechoso de haber estado en contacto con el joven tunecino responsable del atentado que dejó tres muertos en la basílica de Notre Dame, en Niza, fue detenido la noche del jueves por la policía francesa, informó ayer una fuente judicial. Esto se da en momentos en que en los países con población musulmana se intensifican las protestas contra la defensa del presidente Emmanuel Macron de la libertad de publicar caricaturas del profeta Mahoma.

Se cree que el sujeto contactó al agresor la noche anterior al atentado, indicó la fuente anónima, lo que confirmaría las versiones publicadas por el diario francés Nice-Matin.

En tanto, el líder del partido-milicia chiíta Hezbolá, Hasan Nasrallah, condenó firmemente el ataque en Niza y subrayó que un acto así es rechazado por el islam. Afirmó que la religión musulmana prohíbe asesinar a inocentes. No hay nada que sea terrorismo islámico o fascismo islámico, y quien quiera que cometa un crimen es un criminal, añadió.

El atacante irrumpió el jueves con un cuchillo en la iglesia, donde degolló a una sexagenaria y mató a puñaladas al sacristán Vincent Loqués, de 55 años. Simone Barreto Silva, una brasileña de 44 años, logró huir herida del templo a un restaurante vecino, pero también murió poco después. El agresor, identificado como el tunecino de 21 años Brahim Aouissaoui, gritó varias veces Alá es grande. Recibió al menos seis disparos de la policía y se encuentra hospitalizado en calidad de detenido.

No estaba en ninguna de nuestras listas de vigilancia de seguridad, ni francesa ni europea, indicó el ministro del Interior, Gérald Darmanin, sobre el atacante, que llegó al país el 9 de octubre procedente de la isla italiana de Lampedusa. Decenas de dolientes colocaron flores, mensajes y velas a la entrada de la basílica.

La agresión se produjo después de que el profesor Samuel Paty fue decapitado por un checheno de 18 años cerca de la escuela en la que enseñaba, en París, por haber mostrado en una clase sobre libertad de expresión caricaturas del profeta Mahoma.

Desde la ciudad portuaria de Sfax, sur de Túnez, la madre de Aouissaoui, con los ojos llenos de lágrimas, dijo a la cadena saudita Al-Arabiya TV que se sorprendió al enterarse de que su hijo estaba en Francia cuando le llamó al llegar, y apuntó que no tenía ni idea de lo que planeaba.

El joven nació en una familia numerosa de ocho hijas y tres hijos, vivía con sus padres en una casa sencilla sin revestimiento, en una calle escarpada de un barrio popular, cerca de una zona industrial, en las afueras de Sfax. Después de haber ahorrado dinero, abrió una pequeña gasolinera informal, como existen en muchas localidades del país. La madre del atacante, quien no dio su nombre a ningún medio, dijo que su hijo se hizo mecánico tras dejar la escuela y tenía otros empleos ocasionales.

Hace unos dos años y medio que reza. Iba del trabajo a casa, no salía y no se mezclaba con los demás, agregó la madre a la agencia de noticias Afp. Antes, continuó, “bebía alcohol y consumía drogas. Yo le decía: ¿somos pobres y tú desperdicias dinero? Y me respondía: ‘Dios me va a orientar hacia el buen camino’”.

El ministro Darmanin dijo a varios medios que Francia está en guerra contra la ideología islamita, particularmente tras los llamados al odio procedentes de otros países, y agregó que enviará a Niza a otros 120 policías para reforzar la seguridad.

Tras concluir en París una reunión de seguridad convocada por Macron, el canciller, Jean-Yves Le Drian, pidió prudencia a los franceses que viven en el extranjero porque la amenaza está en todas partes.

En tanto, miles de musulmanes, tras los rezos de cada viernes, protestaron en Bangladesh, Pakistán, Afganistán y los territorios palestinos para reiterar su rechazo la defensa que Macron hizo de la libertad de caricaturizar al profeta Mahoma. En Beirut, Líbano, varias decenas de manifestantes se enfrentaron a las fuerzas antidisturbios frente a la residencia del embajador francés.