La celebración del 10 de mayo fue de contrastes. Mientras se observaron largas filas en restaurantes, cafeterías y bares durante el día para festejar a las mamás, algunas convivieron con familiares o amigos en mesitas colocadas en la vía pública o en algún jardín, ante la falta de dinero.

Otras más tuvieron que continuar con su trabajo de aseo de casas, entrega de volantes, barrido de calles y/o vendiendo dulces, cigarrillos o gorditas de nata en algún crucero, aprovechando la luz roja del semáforo, a fin de sacar para la papa, dijeron.

Desde temprano, los problemas de tránsito en el Centro Histórico, Paseo de la Reforma, Polanco, Zona Rosa o las colonias Roma y Condesa no cesaron, ante la urgencia de llegar a la cita programada con la mamá, esposa, suegra, cuñada o amigas, y se agravaron por la tarde debido a la lluvia.

La falta de reservación provocó que la gente esperara entre 60 y 90 minutos la asignación de una mesa, por lo que diversos establecimientos ofrecieron, por la mañana, café y galletas, y en la tarde, agua fresca, refresco o hasta cervezas, a los comensales que esperaban turno.

La pelea por la clientela llevó a restaurantes y bares a ofrecer margaritas al dos por uno, una copa de vino blanco o tinto, así como mimosas gratis a las mamás, descuentos de 5 y 10 por ciento, un pequeño regalo, flores y/o un consumo de cortesía para las festejadas en su siguiente visita.

Además ofrecieron música en vivo, la presentación de un trío, grupo de marimba o, en el mejor de los casos, mariachis; así como la presentación de imitadores de cantantes reconocidos para que la festejada y sus acompañantes pasaran un día increíble y regresen en otra fecha, comentaron algunos meseros.

Decenas de mamás, sin embargo, tuvieron que conformarse con tomar un café y un pan en alguna mesita colocada sobre 20 de Noviembre o alrededor de la fuente de La Cibeles; así como en un jardín cercano a su trabajo, para celebrar el Día de las Madres.

No hubo chance que nos dieran el día, así que venimos a trabajar, pero disfrutamos nuestro café y pan con las compañeras y amigas; mientras otras lo hicieron con sus hijos. Lo importante es estar juntos, y cuando no hay dinero, debes ingeniártelas para hacer que el momento sea agradable, comentó Karyna.

Mientras, Teresa tuvo que salir con su pequeño de ocho meses a vender sus dulces a la entrada de alguna estación del Metro; y María en los cruceros y salidas de algunos restaurantes, aunque también ofrece gorditas de nata y cigarros, que es lo que mejor se vende, dijo.

Para Josefina, Lety y Lucía es un día como cualquier otro, porque tenemos que ir a limpiar casas, entregar volantes o barrer algunas de las calles de la ciudad, pues somos madres solteras y jefas de familia, y no podemos darnos el lujo de celebrar, coincidieron en señalar por separado.