El poeta Francisco Hernández (San Andrés Tuxtla, Veracruz, 1946), acompañado de Pura López Colomé y León Plascencia, celebró su 70 aniversario en una velada de recuerdos, de anécdotas con sus amigos Ulises Carrión, Pedro Ramírez, y de historias que dieron origen a los llamados Cuadernos negros del Premio Nacional de Ciencias y Artes en Lingüística y literatura 2012.

En la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, Francisco Hernández, quien cumplió años el 20 de junio, leyó fragmentos de su más reciente obra, Odioso caballo, poemario en el que habla del amor, la muerte, la burocracia, la pintura, los caballos y la violencia.

Compartió que el texto es como un sueño o cuando en la madrugada decimos esto no se me va a olvidar cuando termine de dormir. Sin embargo, no apuntamos por ejemplo que eso era un presentimiento. En el poema, el autor sueña con un jardín con las proporciones de una premonición.

Proyecto divertido

En el homenaje que se le rindió en el ciclo Protagonistas de la literatura, Francisco Hernández evocó el día que el escritor argentino Pedro Ramírez le llevó la convocatoria para participar en el Premio de Poesía Aguascalientes 1982.

“Yo le contaba cosas de mi pueblo y me preguntaba cómo había llegado acá y me dijo: ‘por qué no escribes lo que me platicas’. La verdad no tenía interés en escribirlo, pero un día me llegó con una convocatoria del Premio Aguascalientes, seguí su consejo y para nuestra sorpresa los jurados, que eran Carlos Montemayor, Sandro Cohen y Margarita Michelena, declararon ganador al libro Mar de fondo, que tardó más de año y medio en salir a la luz pública en la editorial Joaquín Mortiz.”

Otra anécdota que compartió el homenajeado fue cuando viajó a Ámsterdam para visitar a su paisano Ulises Carrión y de paso conocer la librería Other Books, donde se vendían ejemplares hechos sobre un burro de planchar, libros enyesados, como si estuvieran fracturados.

El escritor León Plascencia Ñol dijo que Hernández es uno de los grandes poetas de este país y la lengua española, y aprovechó su intervención para referirse a los cuatro cuadernos negros en los que une frases publicitarias con fotografías de Octavio Paz, imágenes de periódicos, cuerpos femeninos, boletos para juegos de beisbol, postales y dibujos; todo como una especie de bitácora de su vida.

Plascencia consideró que los cuadernos negros de Francisco Hernández, muy importantes en su obra y poco conocidos, son libros de arte o diarios de lectura que contienen lo que el poeta leía.

El homenajeado explicó que jamás tuvo el deseo de hacer un libro de artista, sino que los cuadernos negros es un proyecto divertido, entretenido para pasar el rato que le quedaba en la agencia de publicidad donde trabajaba.

“Hay una foto en un libro negro donde aparezco y digo: ‘no soy más que un publicista que escribe versos’”, indicó Hernández, quien en su trayectoria literaria ha acumulado reconocimientos, como los premios Xavier Villaurrutia, Carlos Pellicer, Ramón López Velarde y Mazatlán de Literatura 2010.

Fidelidad a la poesía

Pura López Colomé precisó que Hernández ha sido fiel a su tarea exclusiva de poeta. Así escriba prólogos, introducciones, distintos textos en prosa, no puede evitar una visión lírica que siempre sale a flote y otorga confiabilidad a sus temas. Es un autor sumamente prolífico y traducido a muchas lenguas, desde que lo conozco publica un libro al año.

Los cuadernos negros, dijo Pura López, son un diario que muestra la sensibilidad de Francisco Hernández. Todos estamos llenos de libretitas con más o menos garabatos, pero están llenas de cosas personales y el cuaderno negro es un diario íntimo lleno de imágenes, de humor sobre lo que pasa día a día y todo tiene que ver con tus preferencias en cuanto a la belleza y el humor involuntario de la vida.

En la velada, la poeta también se refirió a Moneda de tres caras, Una forma escondida tras la puerta y Odioso caballo, libros esenciales de Francisco Hernández.