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In memoriam

El refugiado no se encuentra como en su tierra, expresó

El exilio, doloroso y desgarrador para Adolfo Sánchez Vázquez
 
Periódico La Jornada
Sábado 9 de julio de 2011, p. 8

En relación con el exilio, Adolfo Sánchez Vázquez dijo a La Jornada en 2005, a propósito de los poemas que creó durante su primera etapa en México, a principios de la década de 1940:

“(Fueron) escritos en los años más duros, nostálgicos y a la vez ilusionados del exilio en México, de un exilio vivido –no obstante la generosa acogida del gobierno y del pueblo mexicanos– como el desgarrón más doloroso de la patria perdida, con la obsesión constante y esperanzada de una vuelta que no se cumplió y que, cuando pudo cumplirse, el destierro ya se había convertido, para los supervivientes, en ‘transtierro’”.

Había sido José Gaos (1900-1969), también filósofo y exiliado español en México, quien acuñó en 1943 el neologismo de transterrado, que de muchos modos atemperaba la desesperanza que implicaba la palabra desterrado, sinónimo de exiliado y refugiado.

Tiempo después, José Gaos recordaría que el neologismo surgió durante una comida con profesores del exilio, ofrecida por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

“Queriendo expresar cómo no me sentía en México desterrado sino... se me vino a las mientes y a la voz la palabra ‘transterrado’, que sin duda quedó ajustada a la idea que había querido expresar con sinceridad.”

Según un texto sin autor colocado en la página electrónica del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe, de la UNAM, “‘transterrado’ se explica como la adaptación de un continuar con lo español de España por la participación de lo español en México. Es la idea entrañable, para todo empatriado, de las dos patrias, de su patria de origen y empatriado de una patria de destino”.

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El escritor de origen español, tras recibir el Premio Nacional de las Artes en 2002Foto Cristina Rodríguez

En el texto se explica: “los españoles encuentran en México una continuidad lingüística y en gran parte cultural, lo cual les permite proseguir y ampliar sus obras realizadas en España. México se constituye en la ‘extensión’ y el ‘destino’ de la patria misma, para denominarse empatriados”.

Sin embargo, el filósofo mexicano Gabriel Vargas Lozano escribió que el exilio, en las condiciones en que se efectuó, es decir, en forma involuntaria y violenta, es concebido por Sánchez Vázquez de manera diferente a otros compatriotas.

Y Vargas Lozano citó al autor de Filosofía de la praxis: “El exiliado ha quedado sin tierra; sin su propia tierra, porque se vio forzado a abandonarla. Es sencillamente un desterrado. Y lo es porque su exilio no es un trans-tierro o el transplante de una tierra a otra –dice en polémica con su maestro José Gaos, quien se consideró a sí mismo transterrado–, que vendría a ser simplemente la prolongación o el rescate de la que ha perdido”.

Pero a la vez, agregó Vargas Lozano, Sánchez Vázquez también hizo esta reflexión:

“Ciertamente, el exiliado no se encuentra como en su tierra en la nueva que lo acoge. Esta sólo será su tierra, y lo será con el tiempo, no como un don con el que se encuentra a su llegada, sino en la medida en que comparte las esperanzas y sufrimientos de sus habitantes. Y en la medida también en que con su obra –la que hace gracias a ellos y con ellos, y sin dejar de ser fiel a sus orígenes y raíces– se va integrando en la tierra que le brindó asilo”.