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In memoriam
El socialismo: alternativa aún viable para la salvación de la humanidad

Hasta el último momento Adolfo Sánchez Vázquez se mantuvo fiel a sus convicciones políticas

Rechazaba el fatalismo frente al actual avasallamiento del modelo neoliberal

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El filósofo Javier Muguerza (izquierda) y el politólogo Adolfo Gilly flanquean al autor de Filosofía de la praxis, Adolfo Sánchez Vázquez, durante el homenaje que se le rindió en el Aula Magna de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México, el 21 de octubre de 2005Foto Carlos Cisneros
 
Periódico La Jornada
Sábado 9 de julio de 2011, p. 6

Fiel hasta el último momento a sus convicciones ideológicas y políticas más profundas sobre el socialismo como alternativa viable para la salvación de la humanidad, Adolfo Sánchez Vázquez también destacó la importancia de la utopía como uno de los aspectos esenciales de la vida humana.

No se puede vivir sin metas, sueños, ilusiones o ideales; o sea, sin tratar de rebasar o trascender lo realmente existente. No se puede vivir, por tanto, sin utopías, sostenía.

“No pudo vivir sin ella don Quijote, pero tampoco –como demuestra el final de esa genial obra– pudo vivir sin ella Sancho. Tal es la lección viva, actual, que podemos extraer de la novela de Cervantes al leerla, en los tiempos desencantados de hoy, como una utopía.”

Según apuntó el filósofo de origen español en un ensayo literario sobre El Quijote de la Mancha, las utopías no están forzadas a fracasar inevitablemente [...]. Pero sí obligan a tomar en cuenta los obstáculos y los límites que se interponen en su realización.

Considerado uno de los pensadores iberoamericanos más importantes del siglo XX –por sustentar una visión renovadora, abierta y no dogmática del marxismo–, a lo largo de su prolífica vida el también catedrático fue reconocido y admirado por su congruencia con principios ideológicos orientados hacia una sociedad más justa, más igualitaria, más libre y más digna.

A partir de esa consigna, mantuvo siempre su convicción de que la única vía para enfrentar los estragos del sistema capitalista es el socialismo. Por difícil que parezca, insistía, no podemos renunciar a ella; al contrario, nuestro deber es reivindicarla.

Es posible y necesaria una alternativa, independientemente de dificultades, limitaciones e incertidumbres. Esto no quiere decir que esta alternativa sea algo ya predeterminado; sólo se dará si los hombres toman conciencia de la necesidad de tener una opción para llevar a cabo un proyecto de emancipación.

Sánchez Vázquez sostenía que el capitalismo no sólo significa un peligro para la clase oprimida y explotada, sino que, con su desarrollo económico y el desarrollo tecnológico al servicio del lucro, hoy más que nunca pone en peligro la supervivencia de la humanidad.

Durante un par entrevistas con La Jornada, acaso de las últimas que mantuvo con algún medio de comunicación, subrayó que en caso de que el mundo desdeñe al socialismo como opción, se corre el riesgo de llegar a una nueva barbarie.

En esas conversaciones, aclaró que el derrumbe de la Unión Soviética de ninguna manera representó el fracaso del socialismo: Lo que ha fracasado es un sistema social que pasaba por socialista sin serlo.

Uno de los aspectos que más atraían al pensador era que en la actualidad nadie hable de socialismo: Se habla de neoliberalismo, pero no se dice que éste es la fase del capitalismo de dominación del capital financiero.

Si bien reconocía que en años recientes se han incrementado los movimientos y posiciones anticapitalistas, lamentaba que ninguno de ellos se pronunciara abiertamente por la necesidad de esta alternativa que a mi juicio continúa siendo el socialismo.

Crítico, alertaba que la idea de esa opción social ha desaparecido, incluso de las reivindicaciones y de los programas de los grupos políticos de izquierda en gran parte del mundo.

A mi juicio, una de las características de la izquierda no sólo en América Latina, sino también en Europa, es haber abandonado esta reivindicación y tratar de situarse en los cambios posibles dentro del sistema, pero perdiendo la perspectiva de que la alternativa verdaderamente emancipatoria tiene que venir de un sistema que destruya las bases fundamentales del capitalismo.

Una política de izquierda, aseguraba, no puede ser puramente pragmatista y no puede concebirse sin el valor de la igualdad, de la justicia social, de la dignidad humana, de la defensa incondicional de los derechos humanos. Esto es lo que da contenido moral a la política.

Coherente con su posición ante la utopía, Adolfo Sánchez Vázquez era insistente en su idea de no adoptar una posición fatalista frente a las actuales circunstancias y el avasallamiento del modelo político, económico y social que domina hoy al mundo.

Es cierto, hay dificultades y deben reconocerse; no hay que engañarse ni caer en un optimismo ingenuo y superficial, pero el índice de sufrimiento, explotación y pobreza abre la posibilidad de una acción y una alternativa al capitalismo, destacaba.