l 2025 fue un año más, marcado por sangre por el genocidio contra el pueblo palestino, y otros terrores de guerras proxi de la Casa Blanca. El afán destructivo se manifiesta internamente en la persecución racista de inmigrantes, que también se convierte en negocio, y en la destrucción de instituciones en Estados Unidos y de su, ahora más que evidente, endeble democracia.
Sin embargo, Tope Folarin, director del Institute for Policy Studies (IPS) de Washington DC, escribe en su boletín de fin de año, “que a pesar de los implacables ataques contra nuestros vecinos, nuestras ciudades y nuestra democracia, nos sentimos casi... esperanzados. Porque, en muchos sentidos, los movimientos de los que formamos parte en IPS están a la altura de las circunstancias. Mientras la administración Trump se desploma en las encuestas y busca chivos expiatorios, los progresistas han obtenido victorias impresionantes a nivel estatal y local (traducción propia)”.
Folarin cita 10 destacadas victorias resaltadas por Sarah Anderson y Chris Mills Rodrigo en la lucha contra la desigualdad en 2025. Ilustrar logros de luchas cotidianas resulta más importante que nunca, en particular en Estados Unidos en franca crisis política y social, impulsada por un hombre que ha logrado no sólo hacerse del poder por segunda vez sino de orillar a prácticamente toda gran empresa capitalista a aceptar que para alcanzar ganancias económicas sin precedente merece arrebatar de los más pobres lo poco que tienen (https://inequality.org/article/10-inequality-victories-of-2025/).
En contraste con la degradación moral que propaga el presidente estadunidense, pienso en la filósofa Martha Nussbaum y su teoría de la intuición de una vida humana digna en la que las personas tienen la capacidad de perseguir su concepción del bien en cooperación con los demás. Y, por supuesto, en la antítesis del capitalismo que representa el movimiento zapatista, próximo a cumplir 32 años de su levantamiento contra el aplastante pensamiento único del neoliberalismo.
Anderson y Mills, del IPS, enumeran “luchas contra la desigualdad en las urnas” y la victoria del socialista demócrata Zohran Mamdani en la alcaldía de la ciudad más poderosa económicamente del país, Nueva York. En 2025 se suman las victorias de la demócrata Kate Wilson, en la ciudad de Seattle, y las de Ellen Higgins, primera mujer, y demócrata también, a la alcaldía de Miami, y de Abigail Spanberger a la gubernatura del crucial estado de Virginia. Estas y otros triunfos apuntan a una mirada optimista ante las elecciones intermedias de 2026, que definirán el rumbo de Estados Unidos.
Anderson y Mills continúan con victorias de derechos laborales como las de “baristas” de Starbucks, cuya lucha empezó en 2020, y que este año que pasa logró un importante éxito en Nueva York forzando a la empresa a pagar 38 millones de dólares después de que una agencia de gobierno municipal descubriera que la empresa de rancio (digo yo) café, había cometido violaciones sistemáticas acerca de horarios laborales. Y explican cómo mega eventos, como las Olimpiadas, tienden a agravar la desigualdad en las ciudades anfitrionas. Con la proximidad de los Juegos Olímpicos en Los Ángeles, personas trabajadoras luchan por revertir esta tendencia gentrificadora, demandando viviendas y aumentos salariales. En mayo de 2025, consiguieron la aprobación de un “salario olímpico” para empleados de hoteles y aeropuertos. Cuando comiencen las Olimpiadas de 2028, el salario mínimo de Los Ángeles será de ¡30 dólares por hora!
En Utah se dieron victorias significativas para el Sindicato Internacional de Trabajadores Comerciales y de la Alimentación, el cual consiguió el primer contrato nacional con JBS, la mayor empresa procesadora de carne del mundo, que cubre a 26 mil trabajadores, en su mayoría inmigrantes, incluyendo aumentos salariales y prestaciones. Otro triunfo fue la de Enfermeras Nacionales Unidas que “demostró que es posible ganar en el sur de Estados Unidos, profundamente conservador y antisindical”.
Otros éxitos resaltados consistieron en aumentar impuestos a los ricos para financiar necesidades humanas. Citan a votantes en Seattle que aprobaron una medida electoral para gravar las remuneraciones excesivas de ejecutivos (CEO), para financiar viviendas sociales. Citan Anderson y Mills al activista y economista de Seattle John Burbank, quien declaró que esa votación era una victoria contra “oligarcas, Amazon, Microsoft, la Cámara de Comercio local, el sector inmobiliario, (…) los muskistas y los trumpistas”. En Colorado se logró gravar a ricos con ingresos de más de 300 mil dólares anuales para financiar comidas escolares gratuitas, producción de alimentos cultivados localmente, y el aumento salarial a trabajadores de cafeterías.
También se ha avanzado ante los combustibles fósiles. Por ejemplo, para financiar la atención infantil universal en el estado de Nuevo México, familias ahorrarán un promedio de 12 mil dólares al año… “un verdadero cambio para los hogares con bajos ingresos en uno de los estados más pobres del país”. En varios estados como Maryland, Maine, Montana, Nueva Jersey, Rhode Island y Washington también se han adoptado nuevos impuestos a personas acaudaladas. En Illinois, se han tomado medidas drásticas contra la evasión fiscal de las empresas.
A estas victorias podemos sumar muchas más. El periódico The Guardian hace un recuento de 14 historias que han publicado este año “y que nos dan motivos para ser optimistas de cara al año que viene, desde avances científicos hasta comunidades que se unen tras catástrofes climáticas, pasando por hazañas individuales de heroísmo y perseverancia” Dice el rotativo que en 2025 hubo más esperanza de la que cabría imaginar (traducción propia, ver por ejemplo la creciente ola de activismo por derechos humanos, desde migrantes hasta personas LGTB, en Estados Unidos. https://tinyurl.com/4mdf5txx”.
Es difícil y hasta culpa da el intentar sentir optimismo ante la debacle actual, pero como la frase del zapatismo reza “nuestra profesión es la esperanza” y es apremiante y preciso adoptarla.












