El uso de la inteligencia artificial (IA) en la educación superior está transformando la manera en que los estudiantes aprenden y los métodos de enseñanza. Sin embargo, existe el riesgo de que al no saber utilizarla o abusar de su uso, tanto los jóvenes como los académicos caigan en la tentación del plagio, además de perder capacidad de análisis y pensamiento crítico, advierten investigaciones de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), al igual que informes del Banco Mundial recientemente publicados.

Para afrontar estos retos, aprovechar el potencial de esta herramienta tecnológica y no caer en trampas académicas, la universidad nacional publicó la segunda edición de las recomendaciones para su uso educativo, poniendo énfasis en evitar el copypaste y en confirmar las fuentes de información.

De acuerdo con la Coordinación de Evaluación, Innovación y Desarrollo Educativo de la UNAM, con los lineamientos difundidos se busca hacer conscientes tanto a los docentes como a los alumnos de los posibles sesgos de la IA y, por tanto, promover un uso responsable, reflexivo y pedagógico.

En el caso de los profesores, “el uso de la IA puede acentuar el proceso de aprendizaje promoviendo la participación activa, la atención a la complejidad y la exploración de relaciones que a menudo pasan desapercibidas”, señala.

Privacidad de datos

Entre las recomendaciones básicas del documento está cuidar la protección de datos y privacidad, debido a que los recursos generados con IA pueden afectar los derechos de autor y las respuestas de estas plataformas pueden tener sesgos en los resultados o producir información que no está validada científicamente.

Pilar Durán Hernández, académica de la Facultad de Ciencias de la UNAM, advierte que la actividad del cerebro podría disminuir por el uso excesivo de la IA, y el mal uso podría ocasionar la pérdida de pensamiento crítico y curiosidad por desarrollar nuevo conocimiento o aprendizaje.

“La atrofia por desuso en el cerebro lo hace hipoactivo, es decir, se transforma en una mente a la que le da flojera pensar”, señala la experta en neurociencias.

Dijo que es importante estar conscientes de que si es bien empleada, esa tecnología es un multiplicador de productividad, pero siempre tener claro que se trata de una herramienta de asistencia y no “alguien que nos hace la tarea”.

Acalorado debate

Un reporte del Banco Mundial, denominado “La revolución de la IA en la educación superior. Lo que hay que saber”, concluye que esta tecnología puede mejorar los resultados del aprendizaje, aunque “no debe verse como un remplazo de la experiencia humana, sino como una forma de mejorar y escalar el impacto del juicio”.

Señala también que el uso de ChatGPT, Claude, Llama y Gemini, entre otras, ha suscitado un acalorado debate en el sector educativo, pues si bien ofrecen la posibilidad de ayudar a los estudiantes en su camino hacia el aprendizaje, han surgido preocupaciones en relación con su uso para tareas escolares y las implicaciones para la integridad académica.