Salvador Zarco Flores “no ha sido destituido” como director del Museo de los Ferrocarrileros ni “he autorizado que se le solicite la renuncia”, difundió ayer Clara Brugada, jefa de Gobierno de la Ciudad de México, por medio de un comunicado.

La mandataria local anunció “un gran acto público de homenaje a los ferrocarrileros de México y al compañero Salvador Zarco, a quien propondré como miembro honorífico y vitalicio del Consejo Asesor del Museo, que habrá de integrarse a la mayor brevedad posible”.

La postura de Brugada se emitió cinco días después de que La Jornada (13/12/25) publicara que una parte de la comunidad cultural respaldaba al activista y dirigente ferrocarrilero para que se mantuviera al frente del Museo de los Ferrocarrileros.

Según los signatarios de una carta abierta entonces, el 5 de diciembre pasado, la directora general de Patrimonio Histórico, Artístico y Cultural de Cultura local “llegó a pedirle que firmara su renuncia”.

En su nota informativa, Clara Brugada hizo énfasis en el honor que significará para ella “celebrar con Salvador, durante el próximo mayo, los 20 años de la fundación del Museo de los Ferrocarrileros, un espacio único en nuestra ciudad dedicado a la reivindicación de la memoria colectiva de aquellos héroes que, defendiendo sus trabajos, dieron una lección de dignidad a todo el país y sembraron la semilla de la transformación de México”.

En el documento emitido este jueves, la mandataria de la capital del país destacó que “Salvador es un referente del movimiento obrero y de las luchas de las y los trabajadores de esta ciudad.

“Desde joven participó en distintas organizaciones sociales y estudiantiles que rompieron el silencio frente al régimen autoritario y que dieron la batalla por un país mejor, más justo y democrático, pagando por ello el alto precio de la persecución, la represión y la cárcel.”

Como integrante del “gran movimiento de trabajadores ferrocarrileros”, continuó Brugada, luchó contra “la privatización de los bienes de la nación, la vulneración de los derechos laborales y el saqueo del patrimonio público durante el neoliberalismo”.