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De 75 años, augusto figueroa había denunciado maltratos

Centro de Asistencia e Integración Social echa a la calle a un anciano

Obligan a las personas a quedarse de 9 a 16 horas en un patio orinado, acusa expulsado

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▲ Ahora indigente, Augusto Figueroa es egresado de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales.Foto Luis Castillo
 
Periódico La Jornada
Miércoles 17 de diciembre de 2025, p. 29

Luego de casi cinco años de estancia en el Centro de Asistencia e Integración Social (CAIS) Coruña Jóvenes, en la alcaldía Iztacalco, Augusto Figueroa Gloria, de 75 años, fue expulsado con lujo de violencia el pasado 22 de noviembre, quedando nuevamente en situación de calle, sin medicamentos ni pertenencias. Su caso quedó asentado en la carpeta de investigación CI-FIDCSP/B/UI-8-25/0/03862/11-2025.

La expulsión, narró, fue avalada por la Secretaría del Bienestar y ocurrió después de reiteradas denuncias ante la Fiscalía General de Justicia y la Comisión de Derechos Humanos contra la directora Vanessa Delgadillo Cruces y trabajadores sociales. Las quejas derivaron en una acumulación de reportes administrativos en su contra, atribuidos a supuestas “faltas”, que fueron utilizados como argumento para su salida del albergue.

Sentado en una jardinera que hoy funciona de su improvisado hogar, a un costado de una farmacia ubicada sobre Calzada de Tlalpan, relató que dentro de la instancia prevalece la indiferencia del personal y tratos “crueles e inhumanos”, deficiencias en la atención médica y alimentaria, y el deterioro físico y mental de los residentes.

Denunció que usuarios con lesiones en el cuerpo y pérdida de control físico permanecen desatendidos en un patio mayormente orinado, obligados a estar bajo el sol de 9 de la mañana a 4 de la tarde. “Tienen lesiones, hernias en todas partes y el cuerpo muy destruido”, detalló. En ese horario el acceso a los dormitorios es impedido con cadenas y candados que bloquean las puertas, “son reglas frías” acatadas por todos.

Sirven comida quemada

Comer en el albergue es también un sufrimiento. “En la mañana daban el huevo revuelto quemado, era común que se les quemara… frijoles no cocidos, ¡Duros, durotes! En ciertas ocasiones daban fruta echada a perder”, reclamó, y agregó que quejarse tampoco es opción, “a mí me dejaron sin comer varias veces”.

“Por culpa, esconden información”

Además, apuntó que se ocultan los nombres completos de los trabajadores sociales a quienes sólo conocen como Rita, Carlos o el médico Paez. “En el fondo saben que hay culpa y por eso esconden el nombre, porque todos esos son elementos para distorsionar, para oscurecer y confundir, todo eso va perdiendo fuerza en la fiscalía”.

Aunque desde el 5 de diciembre este diario ha buscado una postura por parte de la Sebien, aún no han establecido una fecha de respuesta.

Augusto es egresado de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, aunque una crisis económica y el fallecimiento de sus familiares lo llevaron a perderlo todo. Dentro del recinto le decomisaron su obra Relatos de la nada y teme que la hayan tirado a la basura. “No existe consideración del dolor humano”, evocó mientras preparaba café frío en una botella de plástico y continúa su venta de lapiceros para subsistir.