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Castores, más monógamos que los humanos: estudio
 
Periódico La Jornada
Martes 16 de diciembre de 2025, p. 6

Madrid. Los humanos estamos mucho más cerca de los suricatos y los castores en cuanto a niveles de apareamiento exclusivo que de la mayoría de nuestros primos primates, según un nuevo estudio de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) que incluye una tabla que clasifica las tasas de monogamia en varias especies de mamíferos.

El estudio, publicado en Proceedings of the Royal Society: Biological Sciences, sitúa a los humanos en una tasa general de 66 por ciento de hermanos completos, lo que nos sitúa en el séptimo lugar de las 11 especies del estudio consideradas socialmente monógamas y que prefieren vínculos de pareja a largo plazo.

Investigaciones evolutivas previas han utilizado registros fósiles y trabajo de campo antropológico para inferir la selección sexual humana. Mientras, en otras especies, los investigadores han realizado observaciones a largo plazo de sociedades animales y han utilizado pruebas de paternidad para estudiar los sistemas de apareamiento.

Ahora, un nuevo enfoque del doctor Mark Dyble del Departamento de Arqueología de Cambridge analiza las proporciones de hermanos completos y medios hermanos en una gran cantidad de especies, así como en varias poblaciones humanas a lo largo de la historia, como una medida de la monogamia.

Las especies y sociedades con mayores niveles de monogamia probablemente produzcan más hermanos que comparten a ambos padres, comenta Dyble, mientras que aquellas con patrones de apareamiento más polígamos o promiscuos probablemente tengan más medios hermanos.

Obtención de datos

El experto ideó un modelo computacional que mapea datos de hermanos recolectados a partir de estudios genéticos recientes sobre estrategias reproductivas conocidas para calcular una calificación estimada de monogamia.

Para evaluar las tasas de monogamia humana, Dyble utilizó datos genéticos de sitios arqueológicos, incluidos cementerios de la Edad de Bronce en Europa y sitios neolíticos en Anatolia, así como datos etnográficos de 94 sociedades humanas de todo el mundo: desde los cazadores-recolectores hadza de Tanzania hasta los cultivadores de arroz toraja de Indonesia.

Las suricatas presentan una tasa de reproducción monogámica de 60 por ciento, en tanto los castores superan a los humanos en monogamia, con 73 por ciento. Al igual que en el caso de los humanos, esto sugiere una tendencia significativa hacia la monogamia en estas especies, pero con una considerable flexibilidad.

El gibón de manos blancas es el que más se asemeja a los humanos en el estudio, con una tasa de monogamia de 63.5 por ciento. Es la única otra especie con una clasificación superior de “monótona”, lo que significa que suele tener una cría por gestación, a diferencia de las camadas de otros mamíferos monógamos.

El único otro primate no humano en la división superior es el tamarino bigotudo: un pequeño mono amazónico que generalmente produce gemelos o trillizos y tiene una tasa de hermanos completos de casi 78 por ciento.

Se sabe que todos los demás primates del estudio tienen sistemas de apareamiento polígamos o poliginandros (en los que tanto los machos como las hembras tienen múltiples parejas) y se ubican muy abajo en la tabla de monogamia.

Los gorilas de montaña alcanzan una tasa de reproducción completa de 6 por ciento, en tanto los chimpancés alcanzan sólo 4 por ciento, al mismo nivel que los delfines. Varias especies de macacos, desde los japoneses (2.3 por ciento) hasta los rhesus (uno por ciento), se sitúan casi al final de la tabla.

Entre los pocos animales con un cambio evolutivo similar están las especies de lobo y zorro, que tienen un grado de monogamia social y cuidado cooperativo, mientras el cánido ancestral probablemente haya vivido en grupo y sido polígamo.

El lobo gris y el zorro rojo se cuelan en la liga superior con tasas de hermanos completos de casi la mitad (46 y 45 por ciento, respectivamente), en tanto las especies africanas tienen tasas mucho más altas: el lobo etíope llega a 76.5 por ciento y el perro salvaje africano ocupa el segundo lugar en monogamia con una calificación de 85 por ciento.

Encabezando la tabla se ubica el ratón ciervo de California, que mantiene su pareja de por vida, con una calificación de 100 por ciento. En último lugar se encuentra la oveja Soay de Escocia, con un 0.6 por ciento de hermanos completos, ya que cada oveja se aparea con varios carneros.