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“La lucha social desde el arte también es pintar niños, flores, mujeres bellas”

En 2026, el pintor Guillermo Monroy cumplirá 102 años y publicará sus memorias // En entrevista compartió algunas de sus preocupaciones, entre ellas el deterioro de murales

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▲ Al maestro le inquieta el estado de los murales del Taller de Integración Plástica, del que formó parte, así como las labores en la SCOP, para las que “no se nos ha tomado en cuenta” como autores.Foto Germán Canseco
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Periódico La Jornada
Lunes 15 de diciembre de 2025, p. 2

Cuernavaca, Mor., A punto de cumplir 102 años el 7 de enero, el pintor y muralista Guillermo Monroy (Tlalpujahua, 1924) está lleno de proyectos. Tal vez el más ambicioso es la publicación de sus memorias con el sello Talamontes Editores, que espera ver la luz en 2026. En ellas “voy a hablar de mí tal como soy, con el fin de decir cómo un artista se va formando de diferentes maneras según se desenvuelve su vida”, expresa don Guillermo, entrevistado en su casa de Cuernavaca, ciudad donde reside desde hace casi 65 años.

Si bien Monroy fue integrante del grupo conocido como Los Fridos, por ser discípulos de la pintora Frida Kahlo, el libro pretende dejar claro que éste fue cierto momento en su vida, que finalizó en los años 50 del siglo pasado. Después, siguieron alrededor de siete décadas en los que desarrolló una propuesta personal, a la que llama “revolucionaria y amorosa”.

Recién en octubre participó en una exposición de Los Fridos en la galería de arte del Congreso de la Unión. Los otros integrantes del grupo fueron los pintores Arturo El Güero Estrada, Arturo García Bustos y Fanny Rabel.

Pendiente de los acontecimientos nacionales e internacionales, Monroy también tiene peticiones. Le preocupa el estado de los murales que el Taller de Integración Plástica, del que formó parte, realizó de forma colectiva en el muro semiexterior del Mirador de la presa Miguel Alemán, en Temascal, Oaxaca, 1953. Tiene entendido que los murales están “sumamente descuidados”. Una vez se restauraron; sin embargo, “nuevamente están en el abandono”, asegura. En este proyecto se utilizó acrilato por primera vez.

Don Guillermo tampoco entiende por qué este proyecto no es tomado en cuenta en el nuevo Museo Vivo del Muralismo instalado en lo que fuera el edificio de la Secretaría de Educación Pública, en la calle de Argentina, en el Centro Histórico de la Ciudad de México. En la realización de los murales también participaron Héctor Ayala, Héctor Cruz, Xavier Íñíguez, Héctor Martínez Arteche y Fermín Rojas.

También en 1953 Monroy realizó el mural Desarrollo de las comunicaciones en un mundo de paz, con losas precoladas de mosaico de piedras naturales, en el muro exterior de la extinta Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas (SCOP), cuyo edificio se dañó en los terremotos de 1985 y 2017. En 2023, el gobierno de México declaró al Centro SCOP monumento artístico, en reconocimiento a su relevancia histórica y arquitectónica.

“Quiero que conviertan el Centro SCOP en un centro de cultura grande. El Güero Estrada –su mural se llama El aire– y yo somos sobrevivientes de este proyecto; sin embargo, no nos han tomado en cuenta para saber qué están haciendo. Fuimos dos trabajadores de la hechura del Centro SCOP. Pido, por respeto, que seamos enterados de lo que allí ocurre”, señala.

Al egresar en 1945 de la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado La Esmeralda, donde tuvo de maestra a Frida Kahlo, Monroy recibió un título como “trabajador de las artes plásticas”, algo que le complace en la medida que “desde niño fui obrero y vendedor de pan en los mercados para ganarme la vida. También tuve la suerte de que en la fábrica de muebles La Colonial me dieron trabajo como ayudante para tallar cedro”.

Con 16 años se acercó a La Esmeralda junto con un grupo de compañeros, porque “allí se podían ver muchachas desnudas”; es decir, modelos de artista. Los maestros, entre ellos Raúl Anguiano, respondieron, “ya vieron cómo se dibuja al desnudo. Ahora, vayan a tomar su primera clase”. Monroy, que dibujaba desde niño, incluso logró que le dieran una beca de 30 pesos al mes.

Qué es ser luchador social

Fue en La Esmeralda donde el joven conoció al pintor José Chávez Morado, quien con el tiempo lo invitó a una reunión del Partido Comunista. Para Monroy, ser luchador social no significa pintar “martillos, hoces y puños cerrados. La lucha social fuerte también es pintar niños, flores, mujeres bellas, fiestas, colores, paisajes, sin olvidar la tragedia del mundo. Los comunistas también sentimos belleza y ternura.

“Van Gogh era un hombre sencillo de lucha y todo se manifiesta en su obra. Se siente su amor hacia las personas. Cada uno de nosotros lo vamos llevando en nuestra alma, espíritu, corazón. Así nos vamos manifestando con el arte revolucionario y amoroso.”

En cierto momento la obra de Monroy cambió de lo figurativo a la abstracción: “Frida Kahlo nos aconsejó, ‘muchachos, pinten lo que quieren, con libertad absoluta’. Me gusta mucho la música. Un día mientras pintaba en casa al escuchar la música de Vivaldi sentí los ritmos y colores”. Luego, escuchar las composiciones de su hijo, el guitarrista Guillermo Diego Monroy, también influyó en su modo de pintar. Con el paso del tiempo pintar se ha vuelto más difícil; entonces, ahora mancha y raya con plumones.

El Sol y las formas circulares se imponen en su obra: “El Sol es la pura vida. Desde mucho antes de nacer ya hay Sol. Da música y movimiento. Aunque muchas veces da miedo, cuando piensa uno que pueda morir fulminado”. Amante de las fiestas populares, anota: “me gustan mucho los castillos que se queman, se canta y venga una corona por el aire. Cuando sube una bengala siento que voy en ella. Al apagarse cae en gotas de colores. Cae en el piso como una semilla que crecerá y renacerá llena de colores en el mundo”.

Aunque se siente feliz al ver un castillo, por otro lado, “también veo compañeros con quienes anduve y fueron asesinados. Van a dolerme siempre”.

Trae a colación las veces que pisó la prisión con Arnoldo Martínez Verdugo, porque “andábamos pegando letreros o vendiendo periódicos”. A pesar de luchar por las personas, “nos llegaron a gritar vendepatrias, traidores, que nos vendimos con el oro de Moscú. Hasta me llegaron a escupir por eso. Pero seguimos hablando, porque la lucha social es fuerte. Hay que seguir adelante. Hacer un canto a la vida, siempre. Seguir en otra forma”.

Todavía otra petición de Monroy sería crear “el gran museo de las artes plásticas revolucionarias, en el estado de Morelos por razones desde el punto de vista histórico”.