Jueves 4 de diciembre de 2025, p. a10
Las restricciones migratorias impuestas por el gobierno de Donald Trump a los directivos de Irán para el sorteo del Mundial 2026 de México, Estados Unidos y Canadá, así como a los aficionados de Haití, transmiten un mensaje de enemistad al país asiático, así como de rechazo a la isla –la cual ha sufrido varios estragos–, mientras la FIFA mantiene una actitud pasiva frente a estos actos, señala el experto en relaciones internacionales, Tomás Milton Muñoz Bravo.
“En el caso de Irán deja claro que es su enemigo. Tiene una política migratoria en la cual no quiere que lleguen personas de determinados orígenes, pues busca evitar a aquellos que considera nocivos para su sociedad o que supuestamente representan un riesgo para la seguridad nacional”, apuntó Muñoz Bravo, profesor adscrito al Centro de Relaciones Internacionales de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Las tensiones políticas entre Estados Unidos e Irán, que surgieron desde la década de 1970 tras la creación del programa nuclear iraní que se han reavivado en años recientes por el genocido en Gaza, han alcanzado el ámbito deportivo.
El gobierno de Estados Unidos negó las visas a un grupo de directivos de la Federación de Futbol de Irán, entre ellos al presidente del organismo, Mehdi Taj, para asistir al sorteo del Mundial que se realizará mañana en Washington.
Como respuesta, en un inicio, Irán indicó que no asistiría a la ceremonia del sorteo, pero dio marcha atrás el miércoles a esa decisión al confirmar la presencia del entrenador de la selección, Amir Ghalenoei, así como de otras dos personas que forman parte del comité de la federación de futbol.
Rivalidad política
“Es una rivalidad política, un conflicto diplomático que se remonta hasta 1979 y el cual se ha recrudecido, específicamente por los ataques de Israel a territorios palestinos, pues Irán ha apoyado en su momento a Hamas, e Israel bombardeó objetivos militares iraníes.
“A todo este contexto se suma la justa deportiva (el Mundial) y las políticas migratorias restrictivas, xenófobas, nativistas, incluso islamófobas de la administración de Trump”, detalló el especialista.
Haití es otro de los invitados a la Copa que ha causado sorpresa y revuelo, no sólo por retornar a un torneo del orbe después de cinco décadas, sino también por las condiciones en las que lo hace, así como por las políticas de exclusión que enfrenta por parte de EU.
La isla ha sufrido desde hace décadas conflictos políticos, sociales, económicos y de salubridad debido dictaduras, el azote de huracanes y brotes epidemiológicos –como el cólera– y los altos índices de violencia provocados por varios grupos de pandillas, lo cual ha propiciado olas de desplazados.
Ante este panorama, Trump ha proferido insultos racistas contra Haití, al tiempo que lo incluyó en este año en la lista de países con restricción de ingreso a Estados Unidos, lo que afectará principalmente a los aficionados caribeños.
“Con Haití, refuerza una políti-ca de rechazo a un país que califica de deleznable, pues (Trump) con-sidera que los estadunidenses son los padres fundadores del modelo blanco anglosajón y protestante. Los haitianos han tenido que desplazarse de terceros países, donde han sufrido discriminación y racismo estructural”, lamentó el especialista.
Destacó que frente a estas situaciones, la reacción de la FIFA ha sido desafortunada; al no levantar la voz respalda las medidas discriminatorias de Trump.
“Seguramente la FIFA ya tenía previsto estas situaciones, y por ende, sería ilógico que jugarán (Irán y Haití) en Estados Unidos. Muy probablemente sus partidos serán en México o en Canadá.
Sin embargo, la FIFA simple y llanamente prefiere omitir la parte política en lugar de posicionarse y hacer señalamientos. Podría generar una campaña que permita visibilizar este tipo de situaciones para apoyarlos, pero prefiere actuar de manera comodina”, sostuvo.











