y Remedios Varo: Unexpected Journeys, de Janet A. Kaplan
y Remedios Varo: Unexpected Journeys, de Janet A. Kaplan
Jueves 27 de noviembre de 2025, p. 3
Álvar Carrillo Gil conoció al artista mexicano Gunther Gerzso (1915-2000) cuando éste tuvo su primera exposición en la Galería de Arte Mexicano en los años 50. A lo largo del tiempo el médico pediatra yucateco le compró piezas consideradas “fundamentales” en su producción, como las de la serie Paisaje de Grecia, que, al ser las primeras de arquitectura tempranas, son “piezas históricas de lo que haría a lo largo de su vida, que terminó en abstracciones”.
En aquel momento, cuando realizó su primera muestra, Gerzso estaba “bastante deprimido porque pensaba que no era bueno”, expresa Carlos Palacios, curador de Gunther Gerzso: Algo en común con el pasado, exhibición montada en el Museo de Arte Carrillo Gil (MACG), cuya base son 46 pinturas y una escultura del artista, tanto del acervo permanente del recinto como otras colecciones, realizadas entre los años 50 y 90. Con ellas “dialogan” obras de 24 artistas modernos y contemporáneos, como Georgia O’Keefe, Lucio Fontana y Graciela Iturbide.
Exitoso diseñador de escenarios teatrales y cinematográficos, Gerzso, en efecto, estaba deprimido porque nunca tuvo la intención de ser un pintor de tiempo completo. “Pintaba como un ejercicio en composición y color –fue un gran colorista–, en paralelo a su trabajo de diseñador de escenarios. Sabía que arquitectos, como Le Corbusier, hacían lo mismo. No era un ‘pintor de domingo’ ni lo hacía como pasatiempo, sino cuando no había ningún proyecto de cine en puerta”, de acuerdo con el sitio www.gunthergerzso.com
A partir del núcleo Paisaje de Grecia “se podrían entretejer muchas historias y asociaciones de los temas que manejó Gerzso, como el color, que agrupé a partir de las obras de la colección”, asegura Palacios, para quien el artista de ascendencia húngaro-alemana es “un pintor fino, elegante y original, además de ser de los pocos artistas del siglo XX que asocian la abstracción con la figuración y viceversa para crear un nuevo lenguaje pictórico en que de una manera completamente equilibrada se presenta la obra basada en la realidad, en el pasado y de avanzada hacia el futuro”. La suya es “una obra única del arte de México en el siglo XX”.
La exposición se centra en la obra abstracta de Gerzso, por lo tanto no considera su periodo surrealista.
De regreso de una estancia en Estados Unidos –donde estuvo becado para estudiar en el Cleveland Playhouse–, el escenógrafo, también educado en Europa, se relacionó con el grupo de artistas surrealistas que vivían refugiados en México en tiempos de la Segunda Guerra Mundial, entre ellos, Leonora Carrington, Remedios Varo, Benjamín Péret, Alice Rahon y Wolfgang Paalen.
El óleo Los días de la calle Gabino Barreda (1944), de Gerzso, es la memoria viva de la primera casa rentada por la pareja Varo-Péret en la colonia San Rafael, convertida en el cuartel de este movimiento artístico europeo. Para Palacios, curador en jefe del MACG de 2012 y 2019, cuando Gerzso decidió ser pintor fue después del periodo surrealista y la serie Paisaje de Grecia.
De la época de Gerzso como escenógrafo, Palacios sólo incluyó un fragmento de la película El bolero de Raquel (1957), estelarizada por Mario Moreno Cantinflas, en la medida que su diseño refleja una “idea de modernidad” al emplear “elementos de la iconografía de Le Corbusier, uno de sus grandes referentes artísticos”.
“Espacialista”
–¿Es Gerzso un artista olvidado? –se consultó a Palacios.
–No lo sé. Es un artista excéntrico en el sentido de que está fuera del centro, de los relatos del arte moderno del siglo XX en México. Aislado de alguna manera de una genealogía, para mí funda la suya propia basada en esta absoluta invención que consiste en tomar texturas y espacios. Es un ‘espacialista’, lo que lo hace interesante como pintor. Trabaja la idea del espacio, por eso no pinta paisajes ni monumentos del pasado prehispánico. Toma elementos de eso y genera un lenguaje nuevo.
En cuanto a la influencia de lo arqueológico y arquitectónico en su obra, Palacios recuerda que Gerzso comentó al crítico de arte Luis Cardoza y Aragón que sin el arte prehispánico “no existiría mi pintura”. La muestra incluye una fotografía de Graciela Iturbide en la que se ven las manos de Gerzso “encuadrando una pirámide de Teotihuacan. Eso es definitivamente una declaración de lo que él significa, es decir, la ortonogalidad de la pureza del abstracto con la riqueza del pasado prehispánico, como textura, como idea.
“Otra cosa muy bella en Gerzso es esta idea de que son superficies que se profundizan hacia adentro. Con la mirada busca qué habrá detrás de todas estas lajas que componen las pinturas. Sin duda, esa profundidad tiene que ver con Lucio Fontana, activo en los años 50 y 60 y cuya obra conocía.”
Para efectos de la exposición, Perla Krauze realizó la instalación Estructuras #18, de piedra volcánica, tezontle, lámina de plomo, bronce, hoja de oro, entre otros materiales, mientras de Jorge Méndez Blake se incluye El castillo (2007), una larga muralla de ladrillos proveniente de la Colección Jumex. Todo, con la idea de mostrar la vigencia y contemporáneidad del expositor.
Gunther Gerzso: Algo en común con el pasado permanecerá hasta el 12 de abril de 2026 en el Museo de Arte Carrillo Gil (avenida Revolución 1608, colonia San Ángel, alcaldía Álvaro Obregón).












