n 1972 se inauguraba un ayuntamiento bien diferente en la capital de Nayarit. Había ganado la elección para presidente municipal Alejandro Gascón Mercado. Hijo de campesinos trabajadores, el cuarto de 11 hermanos, nacido en Aután, un pequeño poblado donde no había ni luz eléctrica, que con 40 años inició un audaz plan de transformación para Tepic. Una primera sorpresa fue el día en que salió, escoba en mano, a barrer la plaza central; “todos somos trabajadores y todos debemos participar en todos los trabajos”. De ahí en adelante recuerdan las asambleas populares en cada barrio, en la plaza, para decidir colectivamente cada paso, la nacionalización del acopio de tabaco, la reinstalación de 600 empleados expulsados por La Moderna, y las luchas campesinas de la UGOCM. Muchos combates pavimentaron este camino: los del maestro Santos Gallo al frente de la cooperativa de producción y consumo; de Manuel Stephens, uno de los primeros diputados socialistas que logró, con los trabajadores textiles, eliminar el cacicazgo sindical; de Julián Gascón, hermano mayor de Alejandro que logró la gubernatura y apoyó a los profesores, a los campesinos reviviendo la Ley de Tierras Ociosas y creó la Universidad de Nayarit.
Gascón tenía ya una larga experiencia política. Su caminar se inició en una de las siete secundarias para hijos de trabajadores, un internado combativo con buenos libros y maestros. Allí se hicieron amigos y cómplices, para toda la vida, con Salvador Castañeda O’Connors, descendiente de un heroico irlandés que se quedó a luchar por México. Después, en el DF, estudió economía y se hizo militante del PPS, donde llegó a ser el secretario de Lombardo y diputado en la XLVIII Legislatura.
Era evidente que ganaría arrolladoramente las elecciones de 1975 para gobernador. Desde temprano se vieron grandes filas para votar, los nayaritas alegres sabían que eran una gran mayoría. Alejandro los conmocionó con su discurso de cierre de campaña: “¿Y porqué se ha organizado este pueblo?, ¿cómo ha aprendido a combatir? Nosotros podemos contestar que a este pueblo lo organizaron en el combate las empresas extranjeras del tabaco que vinieron a explotarlo, pisotearlo y humillarlo durante largos años. Así nació un Nayarit antimperialista (…), pero además los nayaritas, durante largos años estuvimos luchando contra un feroz cacicazgo (Flores Muñoz)”.
Anunció los cambios necesarios: repartir los latifundios y formar ejidos, recuperar y abrir las minas en manos extranjeras, entregar los bosques a los campesinos; constituir una empresa estatal de pesca; trabajo para todos, para las mujeres; liquidar el analfabetismo; fortalecer a los maestros; crear municipios libres con recursos propios; gobernar bajo el espíritu de Lombardo Toledano y Cárdenas. Y se despidió: ¡Hasta la Victoria! Un discurso, como todos los suyos, vibrante, propositivo, identificado con el pueblo y enfático. Como sucedería muchos años después cuando levantó al Zócalo Rojo en un emotivo y vibrante compromiso.
En aquel 1975, la guerra sucia estaba en su apogeo en el resto del país, desapariciones, asesinatos, tortura, pueblos arrasados, un panorama totalmente contrario al posible reconocimiento democrático. Acababan de suceder los golpes de Estado en Bolivia, Uruguay y contra Allende en Chile. Muchas veces señaló Castañeda que también existía la idea de convertir a Nayarit en una tierra de refugio para perseguidos. La fuerza del pueblo nayarita se mostró en las urnas; había tal cantidad de gente que muchas casillas quedaron abiertas toda la noche.
Sergio Silva Castañeda, nieto de Salvador, ha hecho una intensa búsqueda en los archivos de la Federal de Seguridad y encontró en los informes de los agentes “un gobierno con miedo, miedo a la gente organizada”. Un primer reporte dice “todo está en calma… pero se necesita enviar tropas a Tepic, Tuxpan, San Blas, Santiago, Compostela”. Así llegaron para el día de la elección 40 soldados por casilla, 40 en cada casilla, y el pueblo no se atemorizó; al contrario. El reporte de Santiago Ixcuintla de la DFS a Gobernación es que Gascón llevaba 8 mil 743 votos contra 2 mil 228 del PRI. Pero una semana después allí ganó en PRI, con 5 mil 536 votos!!! Desaparecieron los sufragios y las urnas. “Mientras Gascón y los nayaritas denunciaban el fraude, Cruikshank se regresó a la CDMX, en un vuelo privado con Porfirio Muñoz Ledo”, señala Sergio Silva. Traición, ejército, fraude, represión, todo se conjugó.
De ahí nació el PPM (Partido del Pueblo Mexicano) en 1977. Con fuertes bases en BC y BCS, con Chela Romo, en Sonora con Tereso Félix y Óscar Figueroa, en Sinaloa con Adolfo e Iracema, en Jalisco con Álvaro Ramírez y Horacio García y con grandes bases campesinas de la UGOCEM por todo el país. En otros artículos he contado cómo el hegemonismo enfermizo de los dinosaurios del PCM dio al traste con el proyecto unitario del PSUM y causó la salida de este conjunto de fuerzas, junto con otros cuadros del propio ex PCM y del PSR, y fundar el Partido de la Revolución Socialista. Gascón siempre se mantuvo como inclaudicable antimperialista, socialista y sobre todo tenaz y brillante luchador popular.
*Investigadora de la UPN y autora de INEE y su dilema: evaluar para cuantificar y clasificar o para valorar y formar












