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Desde el otro lado

Lame Duck

C

on esta expresión se define a los presidentes que en la segunda parte de su gestión empiezan a resbalar por una pendiente que mina su poder y capacidad para continuar dirigiendo a la nación. Se caracteriza principalmente por la pérdida del impacto de sus decisiones y un decaimiento en su capacidad de control entre quienes lo han apoyado sin reservas. Mucho se ha comentado que pudiera estar sucediéndole algo así a Donald Trump. Las fisuras que han surgido en su coalición MAGA y la forma en que algunos de sus miembros han discrepado de las decisiones del mandatario apuntan a eso. Una es la exigencia de que se abran los expedientes relativos a las tropelías y las relaciones del depredador sexual Jeffrey Epstein. Trump se opuso férreamente durante meses, pero sorpresivamente cambió de parecer y ordenó a la procuradora que diera a conocer el contenido. El cambio súbito se debió a la presión que ejercieron algunos miembros de su propia coalición, que a su vez respondieron a la exigencia de los electores en sus distritos para que se aclare una situación que los afecta moral y éticamente. Aún no está claro la forma en que la orden se cumplirá y si la información se editará para borrar información que pudiera dañar a Trump y a diversos personajes que también compartieron aventuras con Epstein.

Otro detalle que apunta al posible decaimiento del mandatario es su grosera manera de tratar a los periodistas que cubren sus actividades, en particular a las mujeres. Por lo menos en dos ocasiones recientes ha respondido a sus preguntas en forma insolente e inapropiada. Sus respuestas revelan un malestar que trasciende el contenido de las propias preguntas. El sentir general es que ha perdido parcialmente el control de un movimiento que hasta hace poco accedía sin chistar a sus ocurrencias. Tal vez el hecho que más lo afectó fue la derrota de los candidatos de su partido en las recientes elecciones donde los republicanos perdieron dos gubernaturas, la alcaldía de Nueva York y varios puestos de elección popular en algunos estados. Es evidente que detrás de esas derrotas están los yerros que el propio Trump ha cometido, el incumplimiento de una de sus más caras promesas, reducir la carestía, amén de la errática y cruel forma de manejar la migración.

Otra causa es la forma en que Putin y Netanyahu han ignorado en más de un sentido los acuerdos de paz promovidos por Trump. Esto forma una situación que rebela un decaimiento en su poder y su estado de ánimo. De ser así, habrá motivo de alborozo para más de medio mundo.