Martes 18 de noviembre de 2025, p. 36
Pekín. Las autoridades chinas empezaron ayer una serie de maniobras marítimas con fuego real en el mar Amarillo, en plena escalada de tensiones después de las polémicas declaraciones de la primera ministra de Japón, Sanae Takaichi, sobre una posible respuesta militar de Tokio si China ataca Taiwán.
La Administración de Seguridad Marítima ya emitió durante la pasada semana una alerta de navegación en la que informaba que se iban a realizar ejercicios desde ayer y hasta mañana, por lo que el acceso de barcos civiles a ciertas zonas del mar Amarillo quedaría totalmente prohibido.
El jefe de la oficina de Asia y Oceanía de la cartera de Exteriores de Japón, Masaaki Kanai, viajó ayer a China para tratar de distender la crisis entre ambos países tras las palabras de Takaichi, que aludían a una posible respuesta militar nipona con base en su derecho a la legítima defensa colectiva.
El vocero de la cancillería, Mao Ning, subrayó que durante las discusiones sobre la reanudación de las relaciones diplomáticas entre China y Japón, Pekín expuso explícitamente tres principios: el de la República Popular China es el único gobierno legítimo que representa al pueblo chino; la provincia de Taiwán es parte inalienable del territorio de la República Popular China, y el denominado Tratado Taiwán-Japón es ilegal e inválido y debe ser derogado.
La portavoz de la oficina presidencial de Taiwán, Karen Kuo, advirtió durante el fin de semana que las amenazas contra Japón suponen un grave peligro para la seguridad y la estabilidad de la región del Indo-Pacífico e instó a Pekín a dejar de participar e “actividades unilaterales inapropiadas”, según recogieron varios medios taiwaneses.
En este contexto, China urgió a Estados Unidos a que cese de inmediato el suministro de armas a Taiwán, de lo contrario Pekín tomaría las medidas necesarias para defender su soberanía nacional, declaró el vocero del ministerio de Defensa, Zhang Xiaogang.
El Departamento de Estado de Estados Unidos aprobó el jueves pasado la posible venta de componentes de aeronaves militares a Taiwán por un valor de 330 millones de dólares.
Según el Pentágono, Taiwán desea adquirir componentes no comunes, repuestos, insumos y componentes auxiliares estadunidenses, así como servicios de reparación y otro tipo de apoyo técnico, logístico y de ingeniería para los cazas F-16, los aviones de transporte militar C-130 y los IDF taiwaneses.
“Tomaremos todas las medidas necesarias para salvaguardar resueltamente la soberanía nacional y la integridad territorial”, declaró Zhang, al instar a Washington a cesar de inmediato el suministro de armas a Taipei y a prevenir su impacto negativo en las fuerzas armadas de ambos países, se señala en la cuenta oficial de WeChat del ministerio de Defensa chino.
El portavoz agregó que los intentos de “utilizar a Taiwán para contener a China” fracasarán y emitió una enérgica protesta a Estados Unidos y serias reclamaciones. Las relaciones entre Taipei y Pekín se restablecieron sólo a nivel empresarial e informal a finales de la década de 1980. Despúes, comenzaron a contactarse por medio de varias organizaciones no gubernamentales.












