Sábado 15 de noviembre de 2025, p. 11
La idea de que el consumo excesivo de alcohol genera violencia es una “simplificación” del problema, ésta “no es un efecto secundario”, porque no todas las personas se tornan agresivas cuando están alcoholizadas, pero debido a que la sustancia desinhibe puede exacerbar conductas preexistentes, señaló Metzeri Martínez Núñez, directora de Fortalecimiento de Modelos de Atención Integral de la Violencia de la Secretaría de las Mujeres en relación con las agresiones de género y la ingesta descontrolada de la sustancia.
En un encuentro organizado por la Comisión Nacional de Salud Mental y Adicciones con motivo del Día Nacional contra el Uso Nocivo de Bebidas Alcohólicas (15 de noviembre), indicó que debido a que “el alcohol debilita el funcionamiento de la corteza prefrontal, responsable del autocontrol de impulsos, del razonamiento moral y de la toma de decisiones sociales”, en algunas personas genera conductas agresivas.
Tras insistir que no se debe justificar la violencia de género por estar alcoholizados, y que por tanto esa situación no exime de la responsabilidad, detalló que las cifras indican que son las mujeres quienes experimentan mayor violencia estando bajo los efectos de la sustancia.
Más agresiones sexuales
Dijo que datos del Observatorio Mexicano de Salud Mental y Adicciones refieren que casi 93 por ciento de las mujeres experimentaron violencias sexuales estando bajo los efectos del alcohol, mientras sólo 7.1 por ciento de ellos viven ese tipo de agresión. También en abusos sicológicos la diferencia es notoria: 93.6 contra 6.4 por ciento y en el caso de la violencia física, los hombres reportaron 78.3 por ciento y las mujeres 21. 6 por ciento.
Lamentó que tanto el consumo de alcohol como la violencia sean conductas muy normalizadas en la sociedad, y detalló que respecto a la edad, cifras del Observatorio indican que las mujeres de 18 a 39 años registran los porcentajes más altos de violencia sexual, física y sicológica.
Luis Alonso Robledo, vocero de la Red de Acción sobre Alcohol (RASA), expuso que “México enfrenta un rezago regulatorio frente a una crisis prevenible: 115 decesos diarios asociados al consumo del alcohol, y casi una década sin reformas”.
Llamó a alinear impuestos y la regulación para salvar miles de vidas, pues actualizar las medidas impositivas reduciría anualmente 39.2 por ciento de las muertes por cirrosis y dos por ciento de las lesiones por violencia familiar.
Un año después de que la RASA y el Comité Técnico Interinstitucional sobre Alcohol presentaron el Manifiesto por una política nacional para el control del alcohol, documento que demandaba a los poderes Ejecutivo y Legislativo establecer una política nacional y fiscal integral para el control del consumo de bebidas alcohólicas, ambas instancias coincidieron en que “los avances han sido insuficientes y que falta mayor voluntad política para impulsar las reformas necesarias”.











