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80 años de la FMJD
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a juventud del mundo tiene muchos motivos para protestar: la extenuante explotación, precariedad laboral, falta de acceso a vivienda y educación y el entorno de violencia que se extiende cada vez a más lugares del planeta. A la justificada insatisfacción con el presente se suma la incertidumbre del futuro, que avizora pensiones paupérrimas y, por si fuera poco, la amenaza de una nueva guerra de dimensiones globales.

La juventud requiere perspectivas de transformación radical para enfrentar el derrotero de guerra marcado por el imperialismo, que ya en la franja de Gaza y en Ucrania ha demostrado su disposición a ejercer la misma barbarie que en el siglo XX. Pero, ¿con qué perspectivas cuenta hoy la juventud? ¿Acaso está condenada a rebeliones espontáneas sin claridad ideológica, que enarbolan la bandera de un anime mientras se convierten en carne de cañón en las disputas políticas de los diversos grupos del mismo orden imperialista?

La juventud debe evocar su historia de lucha para tener luz sobre el camino a seguir, y esta tarea implica recordar que este 10 de noviembre se cumplen 80 años de la creación de la Federación Mundial de Juventudes Democráticas (FMJD), agrupación política internacional que surgió para organizar a la juventud del mundo en torno a un programa antifascista y antiimperialista, con el fin de hacer frente a las ambiciones guerreristas del campo capitalista al término de la Segunda Guerra Mundial.

La creación de la FMJD tuvo como antecedente la existencia del Consejo Mundial de la Juventud, creado en noviembre de 1942, con sede en Inglaterra, cuyo objetivo era agrupar a los jóvenes en torno a posiciones antifascistas. Dicho consejo, a inicios de 1945, convocó al Congreso Mundial de la Juventud, que sesionó entre el 29 de octubre y el 10 de noviembre. En él concurrieron organizaciones de orientación democrática y de liberación nacional, aunque la columna vertebral fueron las organizaciones y militantes juveniles de los partidos comunistas que habían pertenecido a la Internacional Comunista.

Como resultado del Congreso Mundial de la Juventud, se creó la FMJD, con clara orientación antifascista y antiimperialista que, en el marco de la guerra fría, se posicionó a favor del socialismo y de los pueblos que luchaban contra el colonialismo. La impronta socialista de la FMJD se reafirmó al nombrar como su presidente a Guy de Boisson, militante de la resistencia antifascista, miembro de la Unión Patriótica de la Juventud Francesa y, en 1945, diputado del Partido Comunista.

La FMJD, como una de las organizaciones de masas impulsadas por la Unión Soviética al inicio de la guerra fría –al igual que el Consejo Mundial de la Paz (CMP)–, es reconocida por la ONU con estatus consultivo. Esto llevó a que la CIA espiara los trabajos de esta agrupación juvenil y buscara boicotear sus actividades, entre las que destaca la organización de los Festivales Mundiales de la Juventud y los Estudiantes.

En México, el llamado al Congreso Mundial de la Juventud de 1945 se publicó en La Voz de México, periódico del Partido Comunista Mexicano (PCM), organización que en ese momento practicaba la táctica del Frente Popular y, por tanto, colaboraba con el gobierno mexicano encabezado por el Partido de la Revolución Mexicana (PRM). En el campo sindical, esta política implicó la convergencia de las fuerzas comunistas en la CTM y la errónea entrega de su dirección a Lombardo Toledano; en el ámbito juvenil, el Frente Popular derivó en la confluencia de organizaciones juveniles y estudiantiles –incluidas las de orientación comunista– en la Confederación de Jóvenes Mexicanos (CJM), organización que, al igual que la CTM, a la postre se convirtió en un órgano afín al gobierno.

Antes del Congreso de 1945, el Consejo Mundial de la Juventud organizó un homenaje a Ernesto Madero Vázquez, joven periodista y diplomático que había formado parte de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR). A inicios de 1944, Madero trabajaba en el consulado de México en Londres, lo que le permitió ser delegado de la CJM ante el Consejo Mundial de la Juventud. Este hecho avivó la participación de los jóvenes mexicanos en el Congreso Mundial.

Dentro de la CJM, Manuel Popoca era el presidente; Salvador Gámiz (tío de Arturo Gámiz), el secretario de Organización, y el comunista Manuel Terrazas, el secretario de Prensa y Propaganda. A Popoca y Terrazas les correspondió participar en el Congreso de 1945, y así la CJM fue una de las organizaciones fundadoras de la FMJD. A su vez, la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (FECSM), por su afiliación a la CJM, también se considera una organización fundadora de este organismo internacional.

Terrazas narró que en el Congreso estuvieron presentes alrededor de 500 representantes de 64 países, en representación de 30 millones de jóvenes. Con emoción destacó que la presidencia de la FMJD recayó en Guy de Boisson; que los cuatro vicepresidentes electos representaban a la URSS, China, Estados Unidos e Inglaterra, y que Popoca fue nombrado vocal, siendo el único latinoamericano en ocupar ese cargo.

Aunque la actividad más difundida de la FMJD es el Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes –del que hablaré en otra ocasión–, esta organización y sus filiales mantienen un conjunto de tareas permanentes: la lucha antiimperialista, la solidaridad con los pueblos que combaten por su liberación, el apoyo a quienes enfrentan la opresión y el racismo y la búsqueda de una paz duradera que sólo puede lograrse poniendo fin al imperialismo.

El carácter amplio de la FMJD y la participación de la CJM en su fundación abrieron la puerta para que en las siguientes décadas, por parte de México, organizaciones de diversos matices políticos participaran en sus actividades como el Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, entre ellas, la juventud comunista, la juventud de orientación lombardista e incluso las juventudes del PRI. No obstante, la FMJD mantuvo su impronta de orientación comunista, llamando a combatir el sistema imperialista del que hoy forman parte todos los países capitalistas.

A 80 años, la FMJD sigue existiendo y no se limita a la resistencia frente al imperialismo, sino que enarbola el derrocamiento del capitalismo como alternativa para terminar con la explotación y poner fin a las fauces de la guerra que amenazan a la juventud. Este programa alternativo para las nuevas generaciones fue resumido por el poeta soviético Oshanin Lev Ivanovich en el himno de la FMJD, que en una estrofa señala un camino para la juventud:

Destruyamos las fuerzas
que encadenan la felicidad,
derrotemos la muerte
e impongamos eterna la paz.

* Historiador de la ENAH