ómo rastreamos la izquierda artística radical que suele ser históricamente borrada de la memoria oficial? Desde el canto, Teixeiro reflexiona posibles escenarios de un sistema que ya mostraba decadencia a principios de los años 80, con la entrada del neoliberalismo. Cantar la experiencia de la gente común en su trajinar rebelde. Cantar desde historia posrevolucionaria, cuna de largas traiciones y de corrupción institucionalizada.
Cuando nos armó Carranza
para matar campesinos
y acelerar el camino
del progreso nacional...
Canciones vigentes que registran claves del pasado para iluminar la reflexión presente. Ajeno a partidos políticos, León mantiene autonomía en su voz y mirada hacia el sistema capitalista y la izquierda mexicana.
Sonrientes vampiros escupen tu cara
con tu propia sangre
la verdad es traición a la patria
la izquierda se arrastra.
El menor de cinco hijos del matrimonio entre Andrea Teixeiro, de ascendencia cubana, y Alfredo Prócoro Chávez, de origen español. Ella llegó de Orizaba, Veracruz, escenario ligado a la abuela materna, Cecilia, visitando en el panteón a una hija que había perdido.
Entraron los zapatistas
con el sol en el sombrero,
Mi madre tenía siete años
y Orizaba sarampión.
Las mujeres espantadas
pararon los colchones
“No vaya, doña Cecilia,
esta noche al panteón,
que están fumando juanita
los soldados de Carranza”
El cerro de la Escamela
blanqueaba de zapatistas.
Su padre, nacido en Aguascalientes, se unió muy joven al carrancismo en los Batallones Rojos de la Casa del Obrero Mundial, trabajando en una fábrica de bombas en Tampico. Hay una foto de un jovencito rudo con ropas de trabajo posando junto a una bomba. Es la imagen de portada del disco Se va la vida, compañera.
Mi madre tenía 16 años, y mi
padre, 20. Un romance permea-
do por la canción y los grandes
momentos posrevolucionarios.
Mi padre le declaró su amor
en una cáscara de nuez; como
no era sencillo acercarse a
una muchacha, mi padre ideó
introducir un recado dentro de
la cáscara, y le hizo a ella el ino-
cente regalo de una nuez.
De niño en la colonia Plutarco E. Calles, León presenció la lucha de clases en una rivalidad estudiantil histórica, IPN y UNAM:
La lucha Poli -UNAM reflejaba una lucha de clases, siendo los primeros humildes hijos de trabajadores, y la UNAM reflejo de la juventud pujante. Eso provocaba una lucha de clases: campesinos inmigrantes-clase media y alta de la ciudad. La vida del barrio me politizó. Me identificaba con el Poli , rechazaba a los de la UNAM; un odio inconsciente a los consentidos del gobierno. Los internos del Poli venían de Sonora, Sinaloa, Guerrero y Oaxaca; estaban organizados políticamente. Cuando yo tuve 15 o 16 años, las riñas entre ambas escuelas habían adquirido fuertes tintes políticos, un conflicto claro de clases. Los del Poli eran apodados “boleros” o “limosneros”.
La cercanía del Colegio Militar creaba hostilidades entre el barrio y los militares. Para León marcó una ruptura con los valores y símbolos nacionales.
El Colegio Militar estaba muy
cerca. Crecí con un fuerte des-
precio a los símbolos de esos mi-
litares que hostigaban a los colo-
nos. Enfrentarse al despotismo y
cobardía de los cadetes politiza,
porque era una lucha con los su-
puestos símbolos nacionales. La
discusión local entre los chavos
del barrio giraba entre querer o
no querer ser del ejército.
La radio era profusora de músicas y eje de la vida barrial que acompañaba el tejido comunitario.
La canción se socializaba en las
calles y reuniones familiares.
Una de las pocas formas que
existían para acercarse a una
mujer era el “gallo”, la serenata;
con amigos participé en infi-
nidad de ellas, hasta la década
de los 50, en que en la ciudad
se prohibieron y lo entendí
como una represión contra los
cantantes callejeros, porque a
partir de ahí comenzó a ser mal
visto el cantar en la calle. Así se
iban restringiendo los espacios
donde reunirse.
Como estudiante del CUEC registró momentos de 1968 para la película El grito; conoció al grupo Octubre, que documentaba luchas obrero-campesinas y compuso canciones como el Corrido de los patos y las golondrinas para las películas Chihuahua, un pueblo en lucha y Mujer, a partir de cuyo argumento escribió Se va la vida, compañera.
Iniciador de una comuna pos-68, del grupo Brecht, miembro del PMP, impulsor de acciones político artísticas en la colonia Martín Carrera. Cantando, aportando símbolos de lucha y tejiendo redes en huelgas, asambleas, mítines y marchas.
Hoy, León canta, escribe, pinta, dibuja, sigue trazando pistas, con originalidad artística, convicción intacta y algo importante: el tema amoroso desde una crítica amplia, plasmando en un tema social o crudamente político la sensibilidad y la ternura. Refiere Alberto Híjar: “la descripción concreta, para de ahí levantar el vuelo lírico de la esperanza, de la lucha, del amor difícil.”
Y te invité:
“en esa cama duermo yo,
con tu sonrisa hazme un café”.
Iba volando el mundo,
tú y yo también.
(Texto basado en entrevistas con León para mi tesis de doctorado.)
* Autora de Cantar de fuego











