Antonio García de León ofreció una charla como parte de las actividades del Cervantino
Sábado 25 de octubre de 2025, p. 5
Considerar a las músicas tradicionales expresiones inmutables es un error. Según el historiador y músico Antonio García de León, al ser producto de largos y complejos procesos de mestizaje, su naturaleza es seguir integrándose y enriqueciéndose con nuevos elementos, recursos e instrumentos que se encuentran a la mano en cada época.
Citó el caso del son jarocho, una de las músicas tradicionales mexicanas de mayor resonancia nacional e internacional, de la cual apuntó que se trata de “un popurrí o una fusión tremenda” de tradiciones de África, América y Europa.
“Pensamos que la música tradicional estaba en un refrigerador, y no: en realidad son fusiones, un mosaico de pedacería”, afirmó el también lingüista veracruzano (Jáltipan, 1944) para alentar a creadores e intérpretes de ese género a “no tener miedo” y mantener ese camino: “seguir la mezcla, el mestizaje de la música”.
Premio Nacional de Ciencias y Artes 2015 en el área Historia, Ciencias Sociales y Filosofía, García de León ofreció una charla introductoria a la clase maestra impartida el martes por Zumbao, agrupación colombiana que fusiona el joropo llanero con otras expresiones tradicionales de ese país y géneros de otras latitudes, como el rock y el jazz.
El quinteto cerró así su estancia en tierras mexicanas, tras ofrecer dos actuaciones en el contexto del festival Cervantino, una en Guanajuato y la otra en la capital del país.
En la sesión –efectuada en Casa Corasón, que concluyó con un festivo jam entre los casi 30 músicos participantes–, el historiador se refirió a los puntos de contacto entre las músicas tradicionales o populares de América Latina y el Caribe.
“Cuando se dice que hay una vinculación entre, por ejemplo, el son jarocho, el son huasteco, la música de la tierra firme americana en el norte de Sudamérica y el gran Caribe afroandaluz, como lo he llamado, significa que todo eso estaba unificado alrededor de lo que fuimos: un imperio (el español)”, explicó.
“Todas esas músicas formaron parte de ese imperio. Es algo que debemos también a la música religiosa. La evangelización de América se hizo, principalmente, por medio de la música, como dijo fray Toribio de Benavente, Motolinia, quien escribió lo mucho que gustaba (esa expresión) a los naturales.”
El investigador precisó que las tradiciones musicales de esta región del continente son herederas de la música virreinal barroca. “Los músicos tradicionales latinoamericanos somos hijos del barroco, fundamentalmente. Es algo en lo que he insistido mucho en mis trabajos: que todas nuestras músicas se conectan con la música barroca”.
Otro de los temas tratados fue el constante proceso de intercambio cultural y musical que prevaleció entre los países americanos durante los tres siglos del dominio colonial, e incluso con España, sobre todo a partir de las relaciones comerciales legales e ilegales.
Del caso de México, o en ese entonces Nueva España, García de León señaló como ejemplo que la música del Golfo pertenece a un complejo afroandaluz, porque Veracruz pasó 250 años en contacto directo con la hoy ciudad colombiana de Cartagena de Indias y las venezolanas Maracaibo, La Guaira y Cumaná a través de la importación de cacao, lo cual impactó a la música de esa entidad mexicana.
Un ejemplo más fueron las expresiones que –entre otras cosas por el contrabando de vino durante 300 años– entraron a nuestro país por el Pacífico proveniente de Sudamérica y que se extendieron, al menos, hasta Michoacán y Jalisco, como las llamadas “chilenas”, en Guerrero, que “en realidad son marineras, sambas y cuecas sudamericanas, bailadas con el pañuelito y todo eso”, apuntó el especialista.
Esto quiere decir que “este mundo estaba globalizado desde mucho antes. Somos hijos de una globalización que comenzó en el siglo XVI y la cual tiene música de fondo; siempre la ha tenido”, subrayó.
“Me imagino la historia como una película con su banda sonora. La de esa globalización la escuchamos en toda la música tradicional, entre comillas, de nuestros ancestros, que queremos idealizar un poco, pero que es siempre un mestizaje.”
De acuerdo con García de León, la música permitió en esta región del continente el encuentro de mundos y culturas. “El Caribe es un gran ejemplo: los españoles no hablaban lenguas indígenas, ni los esclavos, español, ni lenguas originarias.
“Entonces, comenzaron a comunicarse mediante la música. Allí entraron las percusiones y las melodías africanas con letras en lenguas indígenas y música barroca que venía de España.”












