
Lunes 20 de octubre de 2025, p. 31
Islamabad. Afganistán y Pakistán, que han estado envueltos en enfrentamientos con decenas de muertos y cientos de heridos, se comprometieron ayer a respetar un alto el fuego que negociaron en Qatar, que junto con Turquía actuó de mediador. La tregua entró en vigor de inmediato y pretende pausar las hostilidades.
La violencia ha escalado entre los vecinos desde principios de este mes, con cada uno afirmando que respondían a la agresión del otro. Afganistán niega albergar milicianos que atacan las áreas fronterizas.
Pakistán lidia con un aumento de los embates armados desde 2021, cuando los talibanes tomaron el control de Afganistán y regresaron al poder.
El portavoz principal del gobierno talibán, Zabihula Mujahid, dio una respuesta positiva al resultado de las conversaciones del día anterior en la capital catarí, Doha, y afirmó que ambos países formaron un acuerdo bilateral.
“Se ha decidido que ningún país emprenderá acciones hostiles contra el otro ni apoyará a grupos que realicen ataques contra Pakistán. Ambas partes se abstendrán de atacar a las fuerzas de seguridad, civiles o infraestructura crítica del otro”, señaló.
Se establecerá un mecanismo en el futuro “bajo la mediación de países intermediarios” para revisar las reclamaciones bilaterales y asegurar la implementación efectiva de este acuerdo.
Más tarde, durante una conferencia de prensa en línea, el ministro de Defensa, Muhammad Yaqoob, dijo que las conversaciones en Doha duraron 13 horas, mientras su homólogo paquistaní, Khawaja Asif, confirmó el acuerdo en la red social X.
“El terrorismo transfronterizo desde territorio afgano cesará de inmediato”, escribió Asif. “Ambos países respetarán la soberanía e integridad territorial del otro. Se ha programado una reunión de seguimiento entre las delegaciones en Estambul el 25 de octubre para discutir los asuntos en detalle”.
Altos funcionarios de ambos países agradecieron a Qatar y Turquía por su papel en facilitar las conversaciones. Afganistán y Pakistán comparten una frontera de 2 mil 611 kilómetros conocida como la Línea Durand, que Afganistán nunca ha reconocido, en la que tienen sólo dos rutas comerciales principales.
El deterioro de la seguridad ha obligado a la población a abandonar sus hogares y también ha dejado a miles de personas y vehículos varados durante una semana en los puntos fronterizos. El cruce de Chaman, en el suroeste de Pakistán, sólo está abierto para que los refugiados afganos salgan como parte de una represión nacional contra los extranjeros que viven sin papeles en Pakistán. La entrada desde Afganistán, incluido el comercio y el movimiento de peatones, sigue bloqueada.
“Estamos muy contentos por este acuerdo de paz”, dijo Khan. “Los refugiados estaban sufriendo mucho, pero ahora, después de este acuerdo, estamos felices y regresamos a nuestro país”. El cruce de Torkham, que se extiende por el noroeste de Pakistán y el este de Afganistán, seguía completamente cerrado.