Fábulas y Jean de la Fontaine // King Kong vs Godzilla // ¡Alito!, el aliado político
a fábula es un género literario que se distingue porque los personajes de la obra suelen ser animales o cosas que cobran vida y que, en sus imaginados comportamientos y voces, nos comunican formas ejemplares de proceder. Sus palabras sencillas y emotivas nos muestran, sin sermones ni amenazas, las malas consecuencias de una conducta por la que podemos optar, pese a sus consecuencias, en el ejercicio de nuestro libre albedrío.
Jean de la Fontaine, nacido en Francia en 1621, es el distinguido escritor que nos dejó un legado de fábulas y poemas que le merecieron haber sido reconocido como miembro de la Academia Francesa, máxima autoridad oficial en cuanto al idioma se refiere, formada por 40 miembros a quienes se les reconoce como “inmortales”. Pues, es precisamente a una de sus obras más reconocidas a la que debo mi personal hipótesis en torno al affaire (caso ilícito o escandaloso) al que nos hemos venido refiriendo en las últimas semanas.
A de la Fontaine se le considera no sólo un poeta exquisito, sino también el fabulista más profundo y el más accesible para que todo tipo de lectores o escuchas aprendan y se motiven con sus prodigiosas historias. Veamos, por ejemplo, su fábula conocida como: “Sacar las castañas del fuego con las manos del gato”, con la que podríamos explicarnos lo acontecido hace unas semanas en el recinto senatorial. Que, por cierto, a mí el comportamiento de los dos actores protagónicos, inevitablemente me trajo a la mente el enfrentamiento cinematográfico del veterano King Kong vs Godzilla, el ídolo de la nueva generación (claro, sin ánimo de ofensa para ninguno de los dos personajes).
Imaginemos a los principales cardenales del concilio de la marea(da) rosa(da), que celebraron un cónclave de urgencia. En la secrecía lo llamaron: “Que no se nos vaya vivo.” Ya reunidos, surgió un problema mayor: a nadie se le ocurría ninguna acción que, conociendo Noroña, pudiera provocarlo a incurrir en un serio desacato. “Si nosotros nos movemos con habilidad y precisión, él caerá en nuestra provocación, porque primero muere que desperdiciar una oportunidad de salir, gloriosamente, de la responsabilidad más importante de su vida. En su permanente delirio, se verá ya como inevitable sucesor de Luisa María Alcalde y… de ahí pal’real...” De pronto, como es usual, se escuchó la voz amargosa que siempre aparece para acabar de golpe con una euforia colectiva. “¿Y quién es el caballero andante que va a treparse al estrado y exigirle a Noroña el uso de la palabra que no puede negarnos?” Fue un cubetazo de H2O, más que helada, la que cayó sobre la eufórica congregación. Todos callaron, pero en ese momento, pleno de desolación y angustia, el osado agua fiesta, erguido y seguro de ser poseedor de la verdad revelada, el máximo ignoto de la reunión, con una voz que nadie le conocía, afirmó: Yo sé quién debe ser el elegido. ¡Habla, habla ya! Le exigieron a un tiempo todos los asistentes. Parsimoniosamente, recorrió con una autosuficiente mirada a todo su auditorio y luego exclamó: ¿el elegido es… (Tan tan tan tan… tamborileó sobre su silla) y sotto voce pronunció: nuestro aliado político es …el senador ¡Alito! Silencio sepulcral ante lo inaudito de lo escuchado, pero luego, después de varios minutos, les cayó el 20 a los intelectuales presentes y surgió un aplauso capaz de despertar a toda una plenaria del Senado. ¡Aprobado! Ahora a planear cuidadosamente la táctica para entusiasmar a nuestro aliado con los enormes beneficios que, a su ya imparable consagración, le acarrearía nuestra propuesta. Todos los senadores de la triple alianza lo apoyaríamos en su hazaña, que sería sin duda un golpe publicitario gratuito: rescatar de un dictador el derecho de todo legislador de expresar sus ideas… y sus compromisos (sobre todo éstos).

Lo que pasó después ya lo saben, y agregar mis comentarios sería llover sobre mojado. Sólo unos renglones para recordar y agradecer al buen Juan (de la Fontaine), cuya vida y obra corroboraron el significado original de su nombre: “valiente y digno de elogio.”