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Intelectuales e ideólogos del pasado
C

omo tantas otras veces, los intelectuales del antiguo régimen esgrimen argumentos como si la historia hubiera comenzado el primero de diciembre de 2018. El turno ahora, de manera repetida, toca a Enrique Krauze, quien en el periódico Reforma escribió la columna La miasma del poder. Perdido en la nostalgia de la cercanía con la podredumbre del Prian, añora esos tiempos cuando le correspondía decidir lo correcto, cuando fue cómplice del peor empobrecimiento y despojo que ha vivido el país.

Por décadas, Krauze permitió e incluso celebró el debilitamiento sistemático del Estado y de sus instituciones, disfrazándolo de un discurso de modernización. Formó parte de un grupo de intelectuales cercanísimos al poder, quienes legitimaron el neoliberalismo y, sobre todo, la violencia y crecimiento del narcotráfico en México. En 2005, escribía su texto del mesías tropical, celebraba y legitimaba el uso faccioso de la PGR para promover el desafuero y encarcelamiento de uno de los principales candidatos a la elección presidencial (rasgo fundamental de los regímenes autoritarios). En 2006, legitimó el robo de la elección presidencial y para 2009 (https://bit.ly/47EkWGk), Krauze escribía a favor de la política de la guerra implementada por Calderón y su infamemente célebre secretario de Seguridad Pública, hoy preso por narcotráfico, Genaro García Luna. Intentaba dar un lavado de cara a uno de los peores presidentes del país y promovía que los medios de comunicación no reportaran la realidad, ya que, en su opinión, “la prensa escrita ha ido más allá de los límites de información y comunicación publicando continuamente las más atroces imágenes de la guerra contra el narcotráfico, en una práctica que colinda por momentos con la pornografía de la violencia”. Todo, para proteger al presidente que terminó por asignar cerca de 40 millones de pesos en contratos públicos a su revista Letras Libres.

Lo mismo hizo con Enrique Peña Nieto; legitimó la manera en que ganó las elecciones, promovió el despojo a través de las reformas del Pacto por México, no habló nunca del fraude gigantesco ni de los múltiples errores de su gobierno, valiéndole 40 millones de pesos adicionales. Con dos excepciones notables, 2017 y 2018, cuando en la FIL criticó fuertemente a Peña y dijo que el PRI merecía perder. Casualmente, en esos años su editorial Clío no recibió dinero y Letras Libres vio reducida de manera significativa la inversión en publicidad oficial.

En tiempos recientes, cuando se cuestionaba el actuar del INE, Krauze, al más estilo de 1984, quiso borrar la historia y declaraba que “las elecciones en las que ganaron Calderón y Peña habían sido impecables”, a pesar de las múltiples evidencias de que hubo de fraude. No debe sorprendernos que tenía contratos vigentes con el INE cuando hizo esas declaraciones.

Ahora, de manera predecible, argumenta que el triunfo de 2018, así como la elección histórica de la presidenta Claudia Sheinbaum en 2024, tienen que ver con un deseo de revancha, venganza y resentimiento del pueblo. Eso, según él, es la única razón por la que la gente vota por la 4T. Ignora de manera recurrente la realidad del aumento en la calidad de vida, la reducción de la pobreza y la disminución histórica de la desigualdad. Para el primer Informe de gobierno de la Presidenta, México, medido por el índice de Gini, es el segundo país menos desigual de todo el continente americano, sólo detrás de Canadá. Pareciera que Krauze sufre de miopía selectiva, pues al tiempo que ignora todos los logros que se han tenido de 2018 al primer año de gobierno de la doctora, se acaba de dar cuenta de que el fenómeno de huachicol existe. Fenómeno que tiene mucho que ver con la captura y debilitamiento de entidades clave que ocurrieron no en unos años, sino a lo largo de décadas. Está muy bien documentado cómo el robo de combustible fue aumentando a lo largo de los sexenios de Calderón y de Peña de la mano del sobrendeudamiento, desmantelamiento, privatización y cierre de infraestructura de Pemex. Evidentemente, jamás escribió una sola línea denunciando eso.

Sobre lo que si escribió, y mucho, fue sobre su defensa de la Suprema Corte de Justicia, en la cual elogiaba y defendía a Norma Piña y a cualquier ministro que estuviera aliado a ella. Jamás criticó la decisión de la Corte de amparar a los factureros (pieza fundamental en el entramado del huachicol) contra la declaración de su actividad como delito grave, de amparar a las empresas vs el endurecimiento de la regulación ni tampoco de permitir al grupo minoritario en el Congreso detener reformas al marco legal de hidrocarburos que fortalecían la vigilancia vs el huachicol. Creo que ya no debería sorprendernos que sí, en efecto, también tenía contratos con la SCJN.

Pero no todo es su búsqueda del presupuesto público. Krauze forma parte de un grupo de “intelectuales” que, fieles a la ideología neoliberal, sirven a intereses diferentes a los de México. Recordemos que el 15 de marzo de 2021 publicó una columna de opinión en el New York Times, en la cual llamaba a la intervención del gobierno de EU en los asuntos internos de México. Y cómo olvidar su participación en la llamada Operación Berlín, diseñada para impedir el triunfo de la 4T en 2018. Es parte del antiguo régimen que no termina de morir, y que ahora, con tal de regresar se agrupa bajo la sombrilla de la ultraderecha. Esa ultraderecha que por medio de legisladores como Alito o Lilly Téllez llama a una intervención. A nadie debería sorprendernos que Krauze forma parte del equipo de intelectuales de la revista Liber, del Centro Ricardo B. Salinas Pliego.

* Maestro en finanzas en el sector de energía por la Universidad de Edimburgo. Especialista en temas energéticos.

X: @aloyu