Capital
Ver día anteriorDomingo 14 de septiembre de 2025Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
Tu colonia

A ese lugar llegaban las reses de varios estados

En la Felipe Ángeles, el primer rastro y mercado de zapatos de la ciudad

Conocida por las calles con nombres de metales, tiene fama de expender buena carne // En el siglo pasado, artesanos del Bajío impulsaron elaboración de calzado

Foto
▲ La explanada de la secundaria Maestro José Calvo. Abajo, el mercado especializado en zapatos y la avenida Congreso de la Unión.Foto Jair Cabrera
Foto
▲ El parque recreativo Felipe Ángeles, cuya placa situada en la base de la estatua reza: “Mi muerte hará más bien a la causa democrática que todos los esfuerzos de mi vida. La sangre de los mártires abona las buenas causas”.Foto tomadas de redes sociales
Foto
▲ El mercado especializado en zapatosFoto Jair Cabrera
Foto
▲ La avenida Congreso de la Unión.Foto Jair Cabrera
Foto
 
Periódico La Jornada
Domingo 14 de septiembre de 2025, p. 25

La colonia Felipe Ángeles, en la alcaldía Venustiano Carranza, alberga en sus calles el mercado Unidad Rastro, que a finales del siglo XIX, durante el porfiriato, se consolidó como el principal sitio al que llegaban reses de Veracruz, Tabasco, Tamaulipas y Zacatecas.

Las historias y narraciones que sobreviven al paso de las generaciones permiten que los habitantes todavía recuerden que los predios que actualmente ocupan el centro de abasto, la secundaria Maestro José Calvo Saucedo, el mercado de calzado La Central y el hospital materno infantil Inguarán, del Instituto Mexicano del Seguro Social, hayan sido considerados hace más de 100 años como el primer rastro que hubo en la capital.

La pequeña colonia se caracteriza porque algunas de sus calles llevan nombres de metales –como Estaño, Plomo, Platino y Manganeso– y está delimitada por tres vías primarias: al oeste, con el Eje 2 Oriente Congreso de la Unión; al norte, con Circuito Interior, en su tramo Río Consulado; y al este con la avenida ingeniero Eduardo Molina; mientras al sur está la calle Aluminio.

A comienzos del siglo XX continuaba la comercialización de la carne, las reses eran destazaban para su venta al mayoreo y menudeo, pero también había un corral de reposo para los animales antes de que fueran sacrificados.

Actualmente los residentes y visitantes acuden al mercado Unidad Rastro, que colinda con la calle Aluminio, así como con la avenida ingeniero Eduardo Molina y la colonia Quinto Tramo de 20 de Noviembre, que también es conocida por los locales dedicados a la venta de carne de res.

Era un pantano

De acuerdo con información del Gobierno de la Ciudad de México, en la página electrónica de la guía oficial para visitantes, en 1905 la zona “carecía de desagües en funcionamiento y de otros servicios esenciales. El barrio que hoy vemos no era más que un pantano entre la Villa de Guadalupe y la Ciudad de México al norte”.

Décadas después, la mayoría de las operaciones de matanza de reses se trasladaron a las instalaciones del rastro de Ferrería, en Azcapotzalco, pero las calles de la colonia Felipe Ángeles todavía se reciben a visitantes y compradores de carne por la gran cantidad de puestos.

En junio pasado el mercado Unidad Rastro cumplió 63 años, recuerda Alfredo Trejo, quien lleva más de cuatro décadas dedicado a la venta de carne, y presume que los productos que ahí se ofrecen son de gran calidad, lo que a simple vista “se nota”, por el color y la consistencia.

Durante una caminata por la zona, el joven residente Marcelo Eduardo Jair Muñoz rememora que su bisabuelo Vicente Martínez llegó del estado de Guanajuato, durante la guerra cristera y fue de los primeros pobladores de la Felipe Ángeles.

Él formó parte del grupo de personas provenientes del Bajío, algunos se asentaron en la colonia Morelos y varias calles de Tepito para dedicarse a la confección y venta de calzado de piel.

Fue así como el bisabuelo Vicente impulsó el comercio del calzado y la construcción del mercado La Central, que el 31 de agosto cumplió 50 años.

Comenta que en las calles de la colonia aún se conserva la comunicación entre los habitantes, la mayoría de la tercera edad, quienes se conocen y se saludan, lo que genera un ambiente de barrio y ajeno o lejano aún a la gentrificación.

Zona de fusilamientos

Durante el recorrido fue posible encontrar a varios adultos que ocupaban sillas colocadas sobre la acera de la calle Estaño; entre ellos, Isaías Navarrete, de 77 años, dice conservar fotografías del rastro y los corrales en los que se hallaban las reses, que en ocasiones se escapaban y corrían por los alfalfares.

En las inmediaciones del rastro también se registraron algunos fusilamientos durante el comienzo de la Revolución Mexicana; décadas después, en la calle Estaño, “llegaron a pasar los halcones” que participaron en la matanza del 10 de junio de 1971.

Comenta que los cargamentos de ganado en ocasiones llegaban en el tren, que con el paso de las décadas y con la extinción del rastro dejó de pasar hasta que el río Consulado fue entubado y posteriormente se construyó la estación Consulado de las líneas 4 y 5 del Metro.

Don Isaías guarda en la memoria los recuerdos de su infancia: a los 5 años acostumbraba jugar en la calle a cualquier hora del día y la noche, incluso “de una manera sana” celebraban el sábado de Gloria.

En varias calles se observan edificios habitacionales con características similares en su construcción y el hotel Platino, de dos estrellas, que se ubica casi en la esquina de la avenida Congreso de la Unión, en el que en 2017 una joven –al parecer originaria de Venezuela– fue hallada sin vida, recuerda Marcelo Eduardo.