Opinión
Ver día anteriorSábado 13 de septiembre de 2025Ver día siguienteEdiciones anteriores
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La marca del poder: Gaza y nosotros
E

n un momento del mundo de violencia incontenible, los niños y niñas, los jóvenes y mayores, pero también las escuelas e instituciones son profundamente afectadas, porque no son edificios y normas, sino agrupaciones humanas que necesitan expresar, precisamente, su humanidad. Cuando estalla un vehículo que transporta gas, la reacción es inmediata, policías que salvan niños, abuelas que protegen, voluntarias/os que preparan y distribuyen alimentos y apoyo para las familias, enfermeras y médicos que curan; son acciones todas que cierran un círculo, pues conectan la tragedia con la respuesta, humana colectiva, eficaz. Hay mucho dolor, pero también una respuesta que toca y consuela. Esto no ocurre con Gaza, no con el hambre y la muerte –deliberada y planeada– de niños y jóvenes.

En Gaza no hay un accidente, es la negación deliberada y total de lo humano, tanto la del niño que muere de hambre como la de quien decide que precisamente eso es lo que se quiere, que muera, pues eso es el genocidio. Puede partir la flotilla Sumud de solidaridad, pero Israel la ataca, no deja que se cierre el círculo, ni siquiera el respiro de la ayuda ni reconciliarse al menos un poco con lo humano. El impacto de esta situación no se puede medir, pero afecta, nos afecta profundamente. Si todavía el covid es una tragedia presente, ¿qué efecto tendrá el horror de Gaza en los futuros adultos? ¿Si las subjetividades se rehacen al contacto con el mundo, y éste es hoy el mundo? Y lo peor es que los políticos importantes no ayudan; su frialdad es indiferencia. La Presidenta tiene respuestas (“dos estados”) que ni de lejos hacen que el México solidario se sienta representado, que cierre el círculo, y al negarse la política, el poder se une a la inhumanidad; esto también marca el rechazo a poner en acciones los sentimientos solidarios, a protestar, a romper relaciones, y marca también que ante la injusticia suprema contra niños y niñas sólo nos quede estar callados y mirar. Profunda y dolorosa lección de ética social que conspira, como ningún otro acto de traición o de corrupción militar contra el futuro del país, como conspira que por no abrir 800 documentos tampoco se resuelva Ayotzinapa.

Perturba aún más que caigamos en la cuenta de que ahora, activamente, México se coloca del lado de la barbarie, pues con la compra de armas de guerra (Sedena-Oaxaca) y con inversiones en Israel de finas familias mexicanas –ahora, más que el año pasado–, el empresariado israelí considera que “con Sheinbaum, Israel ve mejores condiciones…” para la venta de sus productos y para sus inversiones (ver …Economy of Genocide, F. Albanese, ONU, pág. 18, y Proceso, 6/9/2025). Pero, además, con el autoritarismo y la violencia contra jóvenes y niñas y niños en la escuela y la universidad no se confirma, se institucionaliza. En la UAM, por ejemplo, el sindicato –que es visto con desdén por la aristocracia universitaria– es mucho más democrático que la institución misma. Elige abiertamente a sus directivos, tiene asambleas públicas y las huelgas las deciden todos. Igual, entre los estudiantes, sus movimientos son abiertos y colectivos, pero al rector y otros funcionarios los elige una junta secreta de nueve personas. Por eso es importante abrir los secretos. Partir de los castigos que impone la autoridad –como quitarle a un académico la mitad de los ingresos y a otro el empleo–, analizar, es como tirar de una hebra que descubre secretos. Lo último es que gracias a que a los pocos días (siete) de haber sido nombrada secretaria general de la UAM, la doctora Sotelo comunicó oficialmente que su asesor, el profesor Manuel Triano, había obtenido una plaza de titular de tiempo completo. Esto significa que era profesor temporal cuando se lo nombró encargado responsable de un diplomado, profesor de posgrado, director de la revista Argumentos y asesor, todo esto en menos de tres años. En comparación, la mayoría de las y los docentes temporales ni de lejos son tratados con igual deferencia. Ahora la doctora Sotelo, como alta funcionaria de la UAM, debería aplicarse a cumplir el acuerdo bilateral de regularización académica que ya está firmado por la institución con el Situam. Este convenio beneficiaría a otros muchos académicos incluso preseleccionados, pero que desde hace lustros cada tres meses son despedidos y, si procede, recontratados.

La precariedad. La forma interesada y parcial, la indiferencia ante lo humano con que se ejerce el poder convierte a Gaza en una lejana abstracción. Lo más humano e importante poco importa, otra lección de ética social. ¿Autoridades como estas denodadamente exigirán a Israel un alto a la matanza en Gaza? ¿Pedirán que México rompa relaciones, como sí lo hicieron las del CIDE y de El Colegio de México?

* UAM-X