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Los cárteles gringos, de Esquivel
L

os cárteles gringos es el más reciente libro de Jesús Esquivel, en el que hace un recuento y análisis de cómo la aparición del fentanilo fue un factor influyente para un cambio sin precedentes en el crimen organizado de bandas estadunidenses, que evolucionaron hasta convertirse en cárteles. Otro factor importante en el análisis del autor fue que los contrabandistas mexicanos ahora sólo se encargan de llevar la droga hasta la frontera norte, donde es recogida por las pandillas motorizadas y otros gánsteres que cuentan con más personal para transportarla por rutas en las que ejercen control. De un lado, los grupos mexicanos perdieron en cuanto a ganancias, pero corren menos riesgos al interior estadunidense. Por otro, las pandillas que antes la hacían de mensajerías de entrega se empoderaron, dejando la categoría de súbditos a los narcos mexicanos, y extendieron su control sobre las grandes y pequeñas ciudades.

Esta fue una de las líneas centrales de esta importante investigación, pues por sistema, las agencias de gobierno del país vecino no admitían la existencia de sus cárteles. En otras palabras, por más de medio siglo negaron que existieran organizaciones estadunidenses dedicadas al narcotráfico, señalando que al interior de su territorio, sólo operaban mexicanos en ese negocio. Esto cambió cuando Esquivel, después de muchos intentos, logró que oficialmente la DEA reconociera lo innegable. El libro, publicado en medio de una fuerte tensión binacional resulta una contribución central porque permite ver la forma en la que agencias y el gobierno vecino manejaron el masivo consumo de drogas en su propio país, y la división entre agentes de la DEA que decidieron hacer público el crecimiento de las organizaciones criminales estadunidenses y quienes decidieron, desde esa organización y otros cuerpos de seguridad, guar-dar silencio.

Hace 10 años, mientras la DEA y otras agencias estadunidenses se dedicaban a buscar traficantes de organizaciones criminales de México y otros países, Estados Unidos experimentó una demanda inusitada de opioides y de opiáceos elaborados con fentanilo, junto con medicinas controladas y restringidas. La facilidad artesanal de su producción, facilitó que muchos estadunidenses se convirtieran en “cocineros”, instalando pequeños laboratorios clandestinos en casi toda la geografía de su propia nación. En forma pura, como lo describe el autor, el fentanilo es una de las sustancias más letales de las conocidas por la ciencia de la medicina, pues puede matar a quien la maneje, incluso sin tocarla. En su periodo de mayor consumo, llevó a la muerte a miles de estadunidenses.

Por supuesto, los cárteles mexicanos también instalaron laboratorios clandestinos en México para participar del mercado emergente, sólo que Washington, fiel a su tradición, evadió toda responsabilidad en cuanto a la crisis del fentanilo y prefirió cargarla contra Canadá, China y México.

Así, Trump, como lo hicieron los anteriores presidentes, ha lanzado campañas de amedrentamiento, especialmente contra México, tratando de ocultar el propio fracaso de los gobiernos estadunidenses en el problema masivo de adicción aún con la estrategia de la guerra contra las drogas.

Esta es una de las conclusiones más importantes del autor, corresponsal de la revista Proceso en Washington, pero en realidad el libro es resultado de una larga investigación en Estados Unidos, que incluyó revisar una base de datos de miles de documentos sobre arrestos, procesos judiciales y sentencias a narcos gringos y personas cercanas al negocio de drogas. Esquivel entrevistó a funcionarios claves para que Washington aceptara oficialmente la negada existencia de cárteles estadunidenses; con una determinación de apache, el periodista buscó en las entrevistas que agentes de la DEA lo confirmaran.

Sobre el término cárteles, a finales de la década de los 70, escribe el autor, “la DEA divulgó a nivel mundial su decreto y modismo de llamar cártel a cualquier organización criminal dedicada al trasiego de drogas para colocarlas bajo la mira de la Interpol y del sistema judicial de otras naciones”. En la literatura sobre drogas, el concepto cártel da lugar a polémicas sobre su real existencia y la dimensión de poder que la propaganda estadunidense les confirió por medio siglo y su real papel de grupos criminales funcionales a los estados que implantan proyectos extractivistas trasnacionales. Sin espacio para entrar en esa polémica es importante resaltar que sin jugar con los modismos que el establishment impuso en esta área, investigaciones en tierra como la de Esquivel no serían posibles.

* Profesor de El Colegio de Sonora