Acompañados de sus hijos menores, 77 trabajadores prevén llegar hoy a Culiacán: centro Tlachinollan

Sábado 6 de septiembre de 2025, p. 21
Chilpancingo, Gro., A pesar de la guerra entre los grupos delincuenciales rivales Los Mayitos y Los Chapitos en Sinaloa, 77 jornaleras y jornaleros de la comunidad de Chiepetepec, municipio de Tlapa de Comonfort, en la Montaña Alta de Guerrero, partieron al campo agrícola 20 de Culiacán.“Siguen migrando porque sobrevivir ahí es estar al límite del desfiladero” y no tienen oportunidades, señaló el Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan.
En un comunicado, explicó que las familias, con las que viajan también 38 menores, salieron el jueves pasado y se enrolarán como trabajadores en los surcos de chile morrón. Se estima que lleguen hoy.
Sin embargo, los caminos son más inseguros “porque siempre los detienen. De Tlapa a Veracruz van ‘con el Jesús en la boca’, pero lo peor es entrando a Sinaloa, porque no sólo retienen a los migrantes centroamericanos, sino también a los jornaleros y jornaleras que van en busca de esperanza”.
Tlachinollan detalló que la temporada alta de migración empezó el 1º de septiembre; y con los 77 campesinos, “suman más de 147 familias las que se han ido; la mitad son menores y jóvenes, pero con los días la diáspora tiende a aumentar”.
Un aspecto de la problemática que enfrentan es que en los pueblos de la Montaña “la canasta básica está por las nubes; el aumento del salario sale sobrando cuando no hay oportunidades de trabajo. La supuesta disminución de la pobreza no pasó por esta región olvidada; por eso tienen que seguir migrando para tener qué comer”.
Miguel de la Cruz se marchó para que sus dos hijos puedan estudiar en Chiepetepec. Con su mochila en la espalda, relata que va al campo 20 de Culiacán. Lleva tres años así. En 2024 fue a Chihuahua y ahora llegará al corte de chile morrón. Cuando comienza el trabajo le pagan 3 pesos con 50 centavos por un bote de 20 litros, después cobrará 331 pesos al día.
El centro precisó que “los agricultores inician su jornada a las 7 de la mañana y concluyen a las 5 de la tarde; pero cuando hace mucho calor, finalizan al mediodía, vuelven en la tarde y les pagan 60 pesos la hora extra”.
De la Cruz agregó: “La verdad, en Sinaloa está feo por la violencia; es muy peligroso, la recomendación es que nos quedemos en el campo sólo a trabajar”.
Doña Dolores, vecina de la misma comunidad, va con sus cuatro hijos. “Llevo más de 15 años viajando a ese estado; traigo todos los documentos de mis niños para que puedan acudir a la escuela, pues a veces nos quedamos hasta 10 meses en los campos agroindustriales”.
Relató que su hija más grande va a entrar a la preparatoria, otro a segundo de secundaria, uno más a la primaria y su niña pequeña al prescolar”.
En el documento Migrar en la línea de fuego y la explotación, Tlachinollan describió que “las familias jornaleras de la Montaña, sin oportunidades de sobrevivencia en sus comunidades, se ven forzadas a migrar, y a donde llegan los empresarios agrícolas los siguen exprimiendo hasta la muerte”.