Opinión
Ver día anteriorDomingo 31 de agosto de 2025Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
La infiltrada
D

el 19 al 28 de septiembre de 1991 tuve la oportunidad de cubrir por vez primera un festival de cine y éste fue el de San Sebastián, España. El día 20 asistí a la proyección de la impactante Alas de mariposa –al final, la ganadora de la Concha de Oro– del debutante vasco Juanma Bajo Ulloa. En plena función se escuchó un estruendo mayúsculo que sonaba a explosión y alguien cercano a mi butaca en el bellísimo Teatro Victoria Eugenia, comentó: “la ETA”. En el autobús de regreso rumbo al hotel, observé vidrios rotos y las aceras atiborradas de papeles y propaganda: así fue mi recibimiento en Donostia en aquel 1991; mismo lugar y año donde arranca la historia verdadera y la ficticia que se vinculan en el pulsante y vigoroso thriller español La infiltrada (2024) de Arantxa Echevarría.

Historia proto feminista real destinada a la clandestinidad no sólo por el sexo de la protagonista sino por la seguridad de su propia vida. Relato de acción y suspenso de corte político con ecos de lo mejor de Costa Gavras ( Z, Estado de sitio, Desaparecido). Retrato de cotidianidades rotas, de lealtades institucionales siempre cuestionables y de suplantaciones que terminan por horadar las emociones personales en una época donde el posicionamiento de las mujeres era aún endeble y controvertible. Todo ello, extraído de una fascinante trama verdadera que involucra a una de las organizaciones terroristas más desafiantes: la ETA (Euzkadi Ta Askatasuna) y sus afanes independentistas.

Definido de manera escueta como una sucesión de actos violentos, ejecutados para infundir terror a través de atentados, autos-bomba, explosiones, secuestros y ejecuciones que arrojan por lo general miles de víctimas inocentes ajenas a las protestas políticas de organizaciones, grupos o individuos y sus extremistas puntos de vista, el terrorismo se ha convertido en eje de múltiples películas y en particular el tema de ETA ha aportado thrillers, docuficciones e incluso, alegorías de peculiares estados de ánimo como sucede en la escena final de Ese oscuro objeto del deseo (Luis Buñuel, 1977).

El cine español se ha sumergido en el terrorismo vasco en algunos títulos fundamentales como los documentales: El proceso de Burgos (Imanol Uribe, 1979) y La pelota vasca (Julio Medem, 2003) o ficciones que van de: Operación Ogro (Gillo Pontecorvo, 1979) y Sombras en una batalla (Mario Camus, 1993) a Los años oscuros (Arantxa Lazcano, 1993) ambientada en el País Vasco entre 1946 y 1965, La muerte de Mikel (1983) y Días contados (1994) –ambas de Imanol Uribe– y Maixabel (Iciar Bollaín) que unen el terrorismo a implicaciones sentimentales, incluyendo, Todos los días son tuyos (José Luis Gutiérrez, 2007) sobre una española mercenaria y la captura de etarras radicados en México.

A aquellas y otras más, como Yoyes (Helena Taberna, 1999) sobre la primera mujer que escaló altas posiciones dentro de ETA, se suma La infiltrada localizada en el extremo opuesto; ya que se centra en la veinteañera Aranzazu (o Mónica o Arantxa) Berradre Marín (seudónimo de la verdadera Elena Tejeda) que sacrificó juventud, familia y su carrera dentro de la policía civil para infiltrarse a lo largo de ocho años (entre 1991 y 1998) en la izquierda nacionalista vasca, siendo la única mujer que convivió en un departamento con dos peligrosos miembros de ETA: el burdo y repulsivo Sergio Polo (Diego Anido, espléndido) y el atractivo y emocional Kepa Etxebarria (Iñigo Gastesi). Ello, con el fin de desarticular el llamado Comando Donosti en un momento clave en el que ETA declaraba en apariencia estar en tregua.

No es casual que La infiltrada obtuviera – ex aqueo junto con El 47 de Marcel Barrena– el Goya a Mejor Película y el de Mejor Actuación para una fascinante, atrayente y carismática Carolina Yuste que consigue no sólo transmitir su paranoia, desasosiego y arrojo, en momentos que van de las emociones enfrentadas a una tensión que corta el aliento. Ello, apoyado a su vez en un eficaz Luis Tosar como contacto de la “infiltrada”, una excepcional banda sonora, un gran diseño de sonido y montaje, orquestado todo por una realizadora capaz de encabalgar con justeza un relato de género, un drama intimista y explosivo y una serie de secuencias de angustiosa acción que se aceleran con la llegada del etarra Polo y que suceden en interiores de autos y el departamento que comparten o en la climática escena de la persecución final. Inmensa como su protagonista.

La infiltrada se exhibe en Cineteca Xoco y Las Artes y en Cinépolis y Cinemex.