Tres a dos rechazan “golpe institucional a la democracia”
En maratónica sesión, descartan argumentos de Otálora y Reyes Rodríguez

Jueves 21 de agosto de 2025, p. 9
Con tres votos a favor y dos en contra, la sala superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) avaló la elección de ministros, al considerar que la mera existencia de acordeones o las “sospechas” de ilegalidad no son razones suficientes para anular la contienda del primero de junio, como propusieron los magistrados Reyes Rodríguez Mondragón y Janine Otálora Malassis.
“El proyecto (de Rodríguez) convierte la llamada operación acordeón en una trama paranoica, conspiratoria de coacción al electorado, sin pruebas meritorias para ello. Más que evidenciarse una operación ilícita, generalizada, con efectos reales en el electorado, en el sentido de coaccionarlos o privarlos de su capacidad decisoria al momento de emitir su voto, el proyecto refleja una interpretación forzada y superficial de los hechos”, sostuvo el magistrado Felipe de la Mata.
La conclusión fue respaldada por sus colegas Felipe Fuentes y Mónica Soto, quienes con distintos matices advirtieron que anular la elección de quienes a partir del primero de septiembre integrarán la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) sería un “golpe institucional” a la democracia mexicana.
Así cerró la primera elección judicial en México: en medio de una larga sesión, de casi siete horas, durante la cual se vio a los magistrados defender de manera vehemente sus posiciones.
Copias de los famosos acordeones llegaron hasta el pleno, primero cuando Rodríguez Mondragón puso a su lado un par de cajas con estas guías y las presentó como pruebas de la existencia de “una estrategia ilícita, coordinada y generalizada de distribución”.
A su juicio, los elementos anteriores eran suficientes para anular la elección de ministros, al constituir propaganda prohibida –determinante en los resultados electorales–, financiamiento ilegal y violación grave de los principios constitucionales.
Más aún, propuso declarar “omisión legislativa” en la definición de este modelo comicial, dar vista al INE para investigar el suceso y ahondar en las consecuencias para México de validar un proceso con estas características.
Explicó un decálogo de circunstancias, incluido un razonamiento estadístico, como argumento central para arribar a su conclusión: los acordeones no fueron utilizados de manera espontánea por los electores, sino como parte de una estrategia de reparto de al menos medio centenar de modelos, cuyo resultado fue exitoso en la medida en que los nombres inscritos en las guías coinciden –dijo– con los de los nueve ministros ganadores.
“La probabilidad matemática de que esta coincidencia ocurriera por iniciativa ciudadana, individual y sin coordinación alguna es prácticamente cero; además, los índices de medición internacionalmente reconocidos, como el Herfindahl-Hirschman y el de disimilitud permiten valorar la concentración de los votos en una sola combinación de candidaturas; estos índices analizan la competitividad y homogeneidad del sufragio para detectar posibles patrones de votación”, señaló.
Y ese primer saque, de casi media hora, recibió réplicas iguales o mayores de sus colegas, quienes no le dieron el beneficio de la duda, ni siquiera aceptaron ordenar al INE hacer la indagatoria, pero por minutos de exposición nadie paró.
De la Mata, frecuentemente lacónico en sus intervenciones, le respondió con 100 preguntas.
“¿De verdad, un papel en el bolsillo para ayudar a votar, del que se desconoce si se distribuyó y si efectivamente se usó, ni mucho menos de manera generalizada, se convirtió en una ilicitud que amenaza la democracia y la validez de la elección? El proyecto nos llena de dudas”, dijo.
Luego hizo énfasis en que si bien hubo acordeones, no se sabe quién los mandó imprimir y menos su influencia. “¿A quién se los atribuimos? ¿Fueron los gobiernos, los partidos de oposición, los oficialistas, los candidatos, los sindicatos, los empresarios, el crimen organizado, las iglesias, los poderes federales, estatales o municipales? ¿Quién los hizo? Nada dice el proyecto”.
Asimismo, subrayó que este Tribunal Electoral anula comicios sólo en casos extremos, como última opción, al grado de que en 30 años de existencia ha invalidado 73, la mayoría de tipo local y tres gubernaturas. Incluso, no se revocó la presidencial de 2006, “pese a que se acreditaron violaciones graves, como campaña negra, intervención ilícita del Ejecutivo federal, uso de programas sociales e intervención de sujetos empresariales”.
En la intervención de la magistrada presidenta, Mónica Soto, también salieron a la luz los ejemplares de acordeones, cuando pidió al ponente alcanzarle uno de los “paquetitos” que llevó a la mesa, pero el comentario del ponente no le simpatizó.
“No podemos decir que no haya acordeones –señaló Soto alzando los papeles–. Aquí está uno, aquí está otro; esos estaban en esas cajas, supongo que los 3 mil 187 que…”.
Reyes Rodríguez precisó:
–El que tiene usted en la mano es el acordeón ganador
–¿Este es el bueno?
–Espero que no haya ido usted a votar con ése...
–¿Espera que qué?, no lo escuché.
–Espero que cuando fue usted a votar no le dieran ése, pero ése es el ganador.
–Magistrado, con esa actitud no vamos a dialogar, porque no es jurídico su posicionamiento y le pido respeto al pleno y a su presidencia.
Así concluyó el análisis de cientos de impugnaciones interpuestas desde el minuto uno de este episodio, tras la publicación del decreto de reforma constitucional en materia judicial.
En total, desde septiembre pasado la sala superior recibió 963 juicios, aunque a partir del día de la jornada electoral se supo que el asunto de discusión medular sería lo relacionado con los acordeones.
Los jueces electorales se dedicaron a analizar los alcances de estas guías de votación utilizadas en un proceso inédito y complejo, para definir por voto popular 881 cargos del Poder Judicial de la Federación entre 3 mil 400 candidaturas.
Al final, se dio luz verde a todas las contiendas, incluida la de ministros del máximo tribunal del país.