n febrero del año pasado elogiaba yo, en estas mismas páginas, a la sensible historia de amor y desamor lograda por la directora Celine Song en su ópera prima Vidas pasadas. Ahora se acaba de estrenar su segundo esfuerzo, Amores materialistas, que ha sido publicitado por su distribuidora como una de tantas comedias románticas con las que Hollywood inunda el mercado.
Parecería que Song se hubiese vendido a la industria, pero no se llamen a engaño. La verdad es que Amores materialistas no es una comedia sino un drama romántico con sentidos del humor y la ironía. Sobre un guion original de su propia autoría, la cineasta se centra en una neoyorquina treintañera, Lucy (Dakota Johnson), quien ejerce de moderna y exitosa casamentera en una compañía llamada Adore. Ella ha conseguido nueve matrimonios en su haber, cosa que se festeja en la oficina. Lucy misma es soltera.
En la boda de una de sus clientas, la mujer conoce al hermano del novio, un atractivo millonario llamado Harry (el ubicuo Pedro Pascal), quien no está interesado en contratar los servicios de Lucy, sino en enamorarla. Ella se muestra reticente en un principio, sobre todo porque uno de los meseros de la boda es su ex novio John (Chris Evans), un actor fracasado. Un flashback nos informa de las razones por las cuales terminó con él. Pero algo de cariño permanece.
Así, Lucy se encuentra en el dilema de escoger entre dos hombres: uno que reúne todos los requisitos para ser su pareja ideal –ella lo llama un unicornio
– y otro que, aunque le ofrece amor, es incapaz de darle la vida suntuosa que ella ambiciona. Esta sí es, en esencia, una situación de comedia romántica. Sin embargo, Song la lleva por otro camino más melancólico. (Aquí no hay desesperadas carreras al aeropuerto para detener a la persona amada, ni la protagonista tiene a un simpático mejor amigo gay).
Además, un traspié profesional –una clienta sufre un ataque sexual durante una cita arreglada por Lucy– la hace dudar de su chamba. La mujer se encuentra en una encrucijada a varios niveles, que deberá resolver.
Song se confirma como una de las mejores observadoras de los rituales de apareamiento del ser humano. La película inicia con el tierno compromiso entre una pareja de Cro-Magnones y con ello parece decirnos que, en realidad, no mucho ha cambiado.
En apuntes humorísticos, la directora nos muestra lo buscado por hombre y mujer en la sociedad contemporánea. Él las quiere veinteañeras y con buen cuerpo, ella los prefiere ricos y altos. La propia Lucy admite que su interés primordial es materialista. No hay nada como una buena billetera que garantice una vida en lujosos penthouses y cenas en restaurantes de primera.
Desde luego, no les contaré la decisión final de la protagonista. Baste decir que triunfa el amor puro y simple, sobre el provecho pecuniario. Una resolución muy optimista en estos tiempos cínicos. Un final feliz que se gana sus buenos sentimientos.
Cabe señalar que los tres actores principales exhiben una sensibilidad no vista en sus trabajos más redituables –los tres han cobrado millones por participar en el universo Marvel– y son instrumentales en hacernos creer que el amor verdadero es posible.
D y G: Celine Song / F. en C: Shabier Kirchner / M: Daniel Pemberton / Ed: Keith Fraase / Con: Dakota Johnson, Chris Evans, Pedro Pascal, Zoe Winters, Marin Ireland / P: 2AM, Killer Films, Access Entertainment, IPR.VC. Estados Unidos-Finlandia, 2025.
X: @walyder