El Museo del Chopo expondrá a partir de hoy 120 de sus piezas recientes, que incluyen dibujo, collage y fotografía

Sábado 2 de agosto de 2025, p. 3
Cazadora de imágenes, la artista Carla Rippey reconoce en su forma de trabajar la influencia de un libro en particular, La familia del hombre, que de niña no dejaba de mirar y en el cual se yuxtaponen imágenes que se hacen acompañar de algo de texto literario para darle otra cara de significado
.
En cierto momento, Rippey rescató aquella copia del libro de la casa familar en Kansas City. Ahora, se incluye en La imagen interceptada, exposición de su obra más reciente, que se inaugura hoy en el Museo Universitario del Chopo.
Las 120 piezas expuestas incluyen dibujo en grafito y en color, grabado, fotografía intervenida, collage, libros de artista, transparencias, escultura y cerámica.
La artista no había expuesto en la Ciudad de México desde 2016, cuando el Museo de Arte Carrillo Gil le organizó la retrospectiva Resguardo y resistencia, con obra de cuatro décadas a partir de 1976.
Hija de un fotorreportero y una madre dedicada a la literatura, Rippey creció inmersa en imágenes. Vincula su propio interés con lo que veía en el mundo exterior, así como libros y revistas: “La imagen impresa está muy en la tradición del collage y los álbumes de recortes. Hay artistas que descienden no tanto de la academia, sino de la tradición de interactuar con el mundo impreso. Hoy sería el mundo virtual, también. Y, de allí, inventar sus imágenes”.
Reciclaje de obras
Rippey llegó a México en 1973 después de haber estudiado en París y Nueva York y de haber aprendido grabado en metal en los talleres de un par de universidades en Chile: Empecé a dibujar y hacer grabados basados en fotografías a fines de los años 70 y 80. Era la época del neofigurativismo. Me decían que fusilaba fotos. Luego, llegó el arte de la apropiación (la utilización de objetos o imágenes prexistentes), cultivado por artistas como el pintor estadunidense David Salle
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El reciclaje de obras “se empezó a hacer mucho en el primer mundo en los años 80. De repente, resultó que lo que yo hacía de forma intuitiva, cuando no estaba bien visto, era posmodernismo. Muchas veces consistía en comentar las fotos. Por ejemplo, trabajé bastante con fotografía erótica en los 80, aunque la mayor parte del tiempo era una especie de crítica a la imagen, o lo que cambiaba e identificaba a la mujer. El crítico de arte Oliver Debroise decía que las pervertía. Básicamente, ponía la foto en otra posición de lo que era su intención original. Así, le daba otras capas de sentido e intención”.
La gráfica le funcionaba bien porque era más procesual
; además, “como no fui a la escuela de arte más que unos meses para aprender grabado, no tenía una formación como pintora. Podía seguir haciendo collage o dibujar como lo había hecho toda la vida”. Realizó grabado en el taller colectivo Molino de Santo Domingo. Al principio tuve una etapa larga en que no trabajaba con figuras, sino con flores y plantas porque no sabía por dónde quería ir
. Al descubrir su camino, empecé a recrear mujeres de culturas complicadas como las indígenas que trabajan de sirvientas en la Ciudad de México
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Retoma: En un principio tomaba plantas, las ponía en la placa de grabado y hacía un diseño con ellas o inventaba algo de mi cabeza, sin una imagen fotográfica. Luego, me di cuenta que me satisfacía más basarlas en una imagen que había encontrado. Fue así que empecé a hacer archivos. Muchos eran como álbumes de fotografía viejos o libros de imágenes eróticas victorianas. Agarraba de todos lados lo que me hacía eco
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Incorporación de lo digital
Luego, con la invención de la fotocopia láser pude expandir mis imágenes mucho más en libros de artista, apoyada en la transferencia. Al rededor del año 2000 comencé a trabajar con la computadora; incluso todo lo que hago ahora lo paso por Photoshop para encuadrar, manejar el color o sacar las imágenes buenas para la fotocopiadora o lo que voy a dibujar. También en ese año empecé a bajar imágenes de Internet. Así fue como encontré la obra que exhibo de radiogafías de manos destruidas por cohetes
.
La apropiación no es nueva en el arte; sin embargo, para Rippey lo que ha cambiado es la facilidad de reproducción. Incluso, hay muchos artistas jóvenes que no se preocupan por dibujar porque es más sencillo manejar imágenes. Hay leyes sobre el uso justo, donde es permitido usar las imágenes de otras personas si hay un cambio en cuanto al significado. Que lo integres a un concepto tuyo o como parte de otra imagen tuya. En general, lo han dejado de criminalizar
.
La expositora siempre trata de decir de dónde tomó las imágenes. Por ejemplo, en su pieza en torno a las casas destruidas por la guerra, trató de poner el nombre del fotógrafo. A veces he podido comunicarme con ellos. Nelson Morales me dejó usar una imagen suya. Tengo un respeto enorme por los fotógrafos y el trabajo que hacen
.
En un mundo saturado de imágenes, lo que realiza Rippey de cierta manera es mi forma de hacer coherente para mí ese bombardeo
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De acuerdo con Tania Ragasol, curadora de la muestra, habían vinculado a Carla en el mundo de la gráfica y el dibujo; sin embargo, también hace escultura, cerámica e instalación. Su trabajo siempre tiene atrás una investigación y reflexión profunda, ya sea a nivel personal o global
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Carla Rippey: La imagen interceptada se inaugura hoy a las 12 horas, y habrá un conversatorio a las 13 horas, en el Museo Universitario del Chopo, en Dr. Enrique González Martínez 10, colonia Santa María la Ribera.La entrada es gratuita.