Domingo 20 de julio de 2025, p. 5
En América Latina y el Caribe más de 85 millones de niñas y niños acceden a un almuerzo escolar, lo que genera no sólo un impacto en su nutrición y aprendizaje, también reduce el costo de una dieta saludable, dinamiza los mercados locales y revaloriza los alimentos tradicionales.
Durante el Foro Regional de Alimentación Escolar para América Latina y el Caribe, realizado en Honduras del 15 al 17 de julio, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de Naciones Unidas, destacó que por cada dólar invertido en la alimentación escolar de un alumno se genera un retorno de 9 dólares.
En México y Centroamérica se estima que 13.3 millones de alumnos reciben al menos una comida caliente en su escuela, al igual que 63.2 millones en Sudamérica y 3.8 millones en el Caribe.
Pese a los múltiples beneficios de una de las políticas de apoyo social y humanitario más exitosas del sistema de Naciones Unidas, se enfrentan múltiples desafíos, advierte el PMA, entre ellos que una dieta saludable cuesta más de cuatro dólares diarios en una región donde 40 millones de personas sufren hambre y un tercio de los niños son obesos.
Los países latinoamericanos y caribeños, reconoce el organismo de Naciones Unidas, son pioneros en programas de comidas escolares con impacto en las economías locales, pues han creado mercados estables para los pequeños agricultores que suministran alimentos en las escuelas, generan empleos para las mujeres y promueven las compras locales.
Sin embargo, persisten diferencias marcadas entre países, e incluso dentro de los mismos, en términos de cobertura, calidad y pertinencia de los programas, pues mientras en algunos contextos se invierten hasta 300 dólares al año por estudiante, en otros la cifra apenas alcanza 10 dólares.
La inversión, planeación y evaluación de estos programas, agrega, será uno de los ejes de análisis en la segunda cumbre global sobre alimentación escolar, prevista en Brasil a finales de 2025.
La Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) subraya que un entorno alimentario escolar saludable permite y alienta a la comunidad escolar (niños, adolescentes, familias, personal escolar y directivo) a tomar decisiones que contribuyan con una mejor alimentación
, lo que debería fomentarse en todos los centros escolares de la región.